DEMASIADA FELICIDAD (de Alice Munro), por Diego Gentile

DEMASIADA FELICIDAD
de Alice Munro
Lumen, 2011
por Diego Gentile


Otro libro de cuentos de alice Munro, otro motivo de alegría para los que gustan de las historias narradas con sutileza y sin artimañas baratas. Los cuentos de Demasiada felicidad tocan algunos temas sensacionalistas o truculentos, sin embargo, y a pesar de que un muestreo rápido de algunos de ellos nos mostrarían que la violencia, el adulterio, la crueldad extrema, la doble vida, el robo, el suicidio, el asesinato son elementos habituales en estos relatos, Alice Munro trabaja estos elementos de acuerdo a un esquema diferente del que se podría esperar. En estos cuentos estos elementos son una antesala a una caja de resonancia de temáticas sutiles y de largo alcance. Nunca lo que cuenta es nada más que eso.

En El filo de Wenlock, una estudiante universitaria visita a un hombre rico en su casa, donde es invitada a cenar y luego de leer en voz alta. . . desnuda. "Y podría pedirle por favor que no cruce las piernas?", le dice a la estudiante antes de sentarse frente a ella. Esta escena, pintada por la vergüenza y el eros, con indicios de poder y depredación, termina sin ningún incidente aparente. Sólo más tarde la narradora llega a comprender que la violación, la humillación de la que nunca se recuperará, se encuentra en su falta de oposición a hacerle caso.

En Dimensiones, se produce un triple asesinato, pero este no es el tema principal. Munro tiene esa particularidad: nos da una muestra, un indicio de lo que puede ser la temática central de un relato, pero finalmente se termina disparando para otro lado. Y siempre sale airosa.

Mediante gestos menores o en gran escala, sus personajes se niegan a obedecer las convenciones y se revelan contra la autoridad. La joven madre de Pozos profundos continúa amamantando a su hijo de cinco meses a pesar de la desaprobación de su marido; en Cara, una de las únicas dos historias contadas desde una perspectiva masculina, la protesta de un personaje contra una separación forzada toma la forma de una auto mutilación. Y la narradora de Juego de niños, después de informarnos que los niños “son monstruosamente convencionales”, relata cómo ella y un amigo de la infancia transgredieron la propiedad y la vida humana.

En estos relatos como en otros que contiene Demasiada felicidad, el lector queda paralizado al darse cuenta de lo que realmente nos cuenta Munro. Y es inquietante descubrir que tan parecido a esas personas se puede llegar a ser.

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