SERGIO A. ITURBE
(Córdoba, 1984) Corrector, traductor, asesor teórico y escritor. Estudió Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba y actualmente se dedica a asesorar a tesistas de posgrado. Publicó en diversas antologías de Córdoba, Chile y Buenos Aires, además de participar en diversos medios gráficos. Dirige la Editorial Hielo Nueve y la empresa Córdoba Correcciones.
¿Qué libro, autor o tipo de literatura considera que está sobrevaluada? ¿Por qué?
Con la literatura pasa como con cualquier producto
cultural: en todos los casos, la literatura de moda termina eclipsando las
producciones más notorias o “de calidad” en pos de un contenido que en muy
pocas ocasiones hacen justicia con la forma. No quiero volver a la vieja
dicotomía contenido/forma, como si fueran dos opciones excluyentes, pero lo que
termina pasando es que hay ciertas emergencias colectivas que ponen en tela de
juicio todo un andamiaje de la industria cultural: ¿por qué leemos lo que
leemos? ¿Por la gente que lo escribe, por simpatía con sus posicionamientos
políticos dentro del entramado social? ¿O lo leemos porque nos gusta cómo
escriben, porque aportan algo a lo que, un poco hedonistamente, llamamos “la
experiencia estética de la literatura''? Aclarado este punto, creo que se ha
vuelto sobre un contenidismo, algo así como lo que pasó en los ´60 y 70
franceses, cuestión que opaca todo lo concerniente al estilo, por lo que muchas
veces no queda otra opción que volver a lo viejo o a lo que se plantee como un
realismo estilizado, fuera de los contenidos de moda actuales.
¿Qué libro, autor o tipo de literatura considera que debería tener más atención o reconocimiento del que tiene? ¿Por qué?
En la pandemia estricta, un poco por evasión y otro poco
por tener un tiempo del que no disponía antes de la cuarentena, me vi leyendo
uno por uno todos los clásicos de Stephen King, relegados a ese lugar en el que
los estudiosos de la literatura ponemos a los best-sellers, para bien o para
mal. Unos años antes de la cuestión del Covid, y como si fuera una premonición,
había empezado a leer más sistemáticamente a todos los autores clásicos de
ciencia ficción (Clarke, Asimov, Dick) y, articulados con estas nuevas lecturas
(terror, principalmente), caí en la cuenta de que lo que estábamos viviendo era
un poco la mezcla de esos dos géneros. Todavía escucho a mucha gente que evita
el género de ciencia ficción como si todo se tratara de una mala copia de Star
Wars, con naves espaciales y estética futurista que arrojan un contenido
superficial y más proclive a la escenificación que a un guion más trabajado.
En ese sentido, y contrario a lo que dice el sentido común
al respecto, creo que la ciencia ficción es siempre (y siempre lo fue) una
crítica del presente, nunca del futuro. Sin embargo, como pasa también con el
policial, hay muchos escritores (la explosión es en Estados Unidos, pero hay en
todos lados) que han y están haciendo buena literatura de género, tanto de
policial, como de terror y ciencia ficción, y que, como todo género, se pone
énfasis en una forma, una estilización “obligada por el género”, pero que
ofrece la posibilidad de innovar en cuanto a contenidos poco tratados y que nos
interpelan por ser temas de actualidad.
Todo esto lo digo porque justamente estos tres géneros,
considerados “menores” pero que ya de a poco se van instituyendo como
fundamentales en el espectro de producciones, son a los que deberíamos prestar
más atención: terror, policial y ciencia ficción.
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