SÁBADO (Alfaguara, 2005)
de Ian McEwan
Por Nicolás Raúl Correa
CARA
Por Nicolás Raúl Correa
CARA
El lento discurrir de la vida de Henry tal vez no sea otra cosa que el reflejo vivo y certero de los días del hombre moderno. La obra se deshace en un automatismo de las acciones que rodean al mundo de los personajes, un mundo que por demás se nos hace familiar. El autor entonces, imprime sobre los objetos de su óptica, (que será la óptica del personaje principal: Henry), movimientos y texturas que darán al relato una sensación constante de opresión. En el transcurso de la trama un suceso parece alterar la quietud, la caída de un avión, elemento que extraña la percepción de las cosas y produce el contacto con uno de los mundos concomitantes en la narración, su hijo. Músico, de dieciocho años, al cual caracteriza como un bohemio que sabe tratar su libertad. No nos debe parecer raro que otro de las esferas que intervengan en el espacio de Henry, su hija, sea amante de la literatura y escritora. Así quedan conformada las posiciones que ira trazando la obra. La relación de las ciencias también se ve afectada en este punto ya que Henry es médico y cabe destacar que su vida se ve por demás, influida por las artes. Una posición clara del personaje frente a la literatura es creer que esta no deja huella, y aquí se podría mencionar el planteo del texto que se fuerza por mostrar el sentido que el hombre de nuestros días le otorga a sus acciones; un ser hundido en los concretos avatares de sus realizaciones materiales y por ende, el conflicto de la maquinalización de las cosas.
La vida cotidiana que también será conmovida por un suceso menos impresionante y más esperado en nuestros tiempos, la arriba mencionada caída del avión, elemento que pondrá en juego la participación del atentado del once de septiembre. Esta temática abordara al texto por medio de los personajes y sus distintos planteos sobre el asunto. Se asimilara en las hojas de Sábado el término “guerra santa” y sus pretextos. Todo el carácter de la literatura como demanda estará en presencia, donde se puede divisar el papel de los medios y las falsas ideas que promueven con sus fines políticos bien establecidos. La comunicación en un roce directo con la sociedad. Entonces el término “guerra santa” será atravesado por el juicio del habitante ingles. Entra en rodaje “lo sabido y lo desconocido” en el seno de una realidad menos distante, que se vislumbra en peligro cuando el otro ajeno a nuestro andar diario irrumpe en nuestra parsimonia.
Tal vez Henry no halla descubierto que la literatura nos puede permitir algún tipo de redención (o el arte en sí) pero la relación con su hija puede dejarnos dilucidar a nosotros, humildes lectores, que hay un intento de conciliación en la trama por parte de las ciencias (o el hacer científico) con el arte, conciliación en razón de ideología y modo de vida, y no en el sentido de posturas pasajeras típicas del hombre moderno. No en vano Henry Perowne, padre de familia, es el que recibe los estigmas de una modernización masiva. Cuando la opresión no se la da la rutina, se la dará la realidad de aquello que somete al resto del mundo, una “guerra santa”.
Las diferentes posiciones que se nuclearan alrededor del discurso principal otorgaran a la novela una atmósfera variable y de un presente misceláneo. Dentro del marco de la literatura, la misma es vista como un acto de liberación al igual que la música. En tanto podemos distinguir en las líneas de la obra, la pujanza de los distintos universos que conforman a las sociedades. Una labor de escritor, en el sentido de dar cruce a distintas problemáticas que aquejan a las sociedades. El hombre en su hacer moderno.
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