VERANO Y AMOR (de William Trevor), por Leonardo Vascal

VERANO Y AMOR

de William Trevor

Salamandra, 2011

por Leonardo Vascal



William Trevor es un irlandés nacido en 1928, considerado como el mejor escritor irlandés vivo, digno sucesor de Joyce para algunos, con varias novelas seleccionadas para el premio Booker, (su más conocida novela, El viaje de Felicia, ganó el premio Whitbread), comandante de la Orden del Imperio Británico, premio irlandés de literatura, premio Bob Hugues al logro en una vida de literatura irlandesa… Resumiendo, es un escritor que se lo puede catalogar de “clásico” a pesar de estar vivo.

Y es un “clásico” no solo por los premios obtenidos, sino porque su escritura se despliega con toda la parsimonia y nitidez de un Faulkner o de un Balzac. Su foco de interés se centra en las personas, en su manera de ser, en sus psicologías, en sus dudas, manías e incongruencias, tal como lo ha hecho, siglos atrás, William Shakespeare, y otros tantos vienen continuando ese legado. Disecciona el alma de las personas mediante el conocido recurso de contar lo que hacen y lo que dicen en el día a día. Plantan berzas, arreglan vallas (el ambiente es rural), andan en bicicleta, cuentan chismes, se enamoran sin darse cuenta… Son personas sencillas, como cualquiera de los lectores y, como cualquiera de ellos, tienen una carga de profundidad altamente explosiva. Un autor clásico y una novela clásica.

Y, en apariencia, no pasa nada y acontece todo. Y todo al mismo ritmo que en las novelas de Coetzee, uno de los más geniales (si no el más) exponentes de la novelística moderna. Cuando un autor escribe palabras que muestran cosas cotidianas, sentimientos comprensibles, usuales y ante los ojos del lector se van desplegando las infinitas complejidades del ser humano, entonces y solo entonces es cuando se puede aseverar que se está ante una novela clásica.

Pero, ¿de qué trata Verano y amor? Ellie es una mujer que se crió en un orfanato y que, a diferencia de sus compañeros, nunca encontró un hogar donde ser recibida durante su niñez. Por ese motivo, acepta de inmediato cuando le proponen un trabajo como sirvienta en una granja, ilusionada por relacionarse con gente nueva. El propietario de la granja, Dillahan, es un buen hombre que vive atormentado por la muerte de su esposa y de su hijo en un misterioso accidente de tráfico. Los dos, almas solitarias, encuentran consuelo en la compañía del otro y deciden casarse, consumando un matrimonio basado en el respeto y en la convivencia pero en el que falta pasión. Cuando aparece un veinteañero bohemio llamado Florian, Ellie no puede evitar sentirse atraída por él e iniciar una relación que se convertirá en el punto de mira de la mayoría de los habitantes del pueblo. A grandes rasgos, esta es la trama central de la novela, y quien espera un culebrón bien escrito, está equivocado. El final es una sorpresa que no sería justo revelar. Es imperioso, para todo amante de la buena literatura, leer Verano y amor. Al cerrar el libro, con seguridad, querrá encontrar más títulos de este autor.

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