AMANSALVA (de Emilce Strucchi) por Enrique Solinas


AMANSALVA
de Emilce Strucchi
Poesía delDragón, 2006.
por Enrique Solinas

Si nos preguntamos cuál es la función de la poesía, a lo largo de la historia de la literatura, encontraremos infinitas respuestas. En un principio, la poesía tenía una función religiosa. Esto lo comprobamos con facilidad, gracias a los textos antiguos que llegaron hasta nosotros y prueban que la creación estaba ligada a los dioses. Luego entra la subjetividad dentro del discurso poético y, lentamente, lo religioso se va dejando de lado para que cada poeta exprese sus experiencias personales. Luego entrará en juego la ficción, el compromiso político, el discurso social. Y ya en el siglo XXI pueden convivir sin conflictos todas las funciones anteriores con las nuevas que se presentan. Esto sucede porque la poesía es la más anárquica de las artes, y cada vez que se la quiere reglamentar, ella se las ingenia para romper las reglas que rigen desde lo oficial.

Amansalva de Emilce Strucchi es un libro de poemas que surge a partir de una experiencia personal. Esta información la ofrece el mismo libro, luego de una dedicatoria, para anunciar al lector cómo se lo debe leer. Y creemos que esto sucede porque a la autora le interesa que el texto se lea desde ese único lugar, tal vez anulando otro tipo de interpretaciones. Por esta razón, estamos ante una poesía de corte específicamente autobiográfico. La voz poética nos llevará de principio a fin, como el Dante en el Infierno, a presenciar el padecimiento de su existencia, la agonía que sufre su cuerpo y que no tiene fin. Para esta travesía del dolor, encontramos que los compañeros de viaje son otros grandes creadores que también han sufrido demasiado como Clarice Lispector, Frida Kahlo, Susana Thénon, Marguerite Duras, Marosa Di Giorgio, Sylvia Plath y el único varón, John Donne. Precisamente, las influencias directas y evidentes que atraviesan el libro Amansalva son la de Sylvia Plath y la de Alejandra Pizarnik.

El libro trabaja desde el comienzo con el yo poético desdoblado, la lucha de ese yo con el cuerpo y el aprendizaje de convivir con él. La tercera persona domina el espacio fundado, pero en la lectura se siente la presencia fuerte de ese yo que, aunque muchas veces escondido, invade el texto en su totalidad. El efecto provocado es el de una agonía sin resolución, donde los tiempos se dilatan y el desenlace es una incógnita constante. Esta agonía sucede porque el sujeto poético elige el lugar de la víctima de los hechos y, aunque resiste y se resiste a dejar de combatir, la voz lírica se vuelve vulnerable, a pesar de que se muestra violenta y fuerte.

La factura del libro es increíble. Ediciones delDragón nos tiene acostumbrados a este tipo de productos, la tapa, el papel, las fotografías interiores, un lujo tanta prolijidad, delicadeza y cuidado a la hora de editar.

Este es el cuarto libro de Emilce Strucchi. El trabajo de cada poema en relación con su forma es impecable. A veces aparece un discurso neorromántico que despliega imágenes de alta belleza. Otras veces, hay momentos de introspección que reflexionan sobre la travesía atravesada. A veces la mesura, otras veces, el desborde emocional, aquello que pareciera estar próximo al escándalo y que el texto justifica por el padecimiento de tanto dolor.

Amansalva, presente continuo, experiencia constante, poesía testimonial que se cierra sobre sí misma, una y otra vez.

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