ENTREVISTA A ANNA KAZUMI STAHL

ENTREVISTA A ANNA KAZUMI STAHL

Anna Kazumi Stahl nació en Nueva Órleáns, hija de padre norteamericano y de madre japonesa, y en los años noventa viajó a Argentina (estudió en Boston y Tübingen y luego realizó un doctorado en literatura en Berkeley que la trajo a este país) y decidió instalarse aquí. Si bien ella considera el inglés su primera lengua, una vez instalada en Argentina, adoptó el castellano para escribir. El resultado es una prosa cuidada y trabajada (más que la de muchos escritores argentinos), una serie de relatos (Catástrofes naturales) y una novela (Flores de un solo día). En esta entrevista habla de sus particularidades culturales.

LAT- ¿Qué te llevó a decidir establecerte en Argentina?

AKS- En principio, vine (“venía”, porque eran varias estadías entre 1988 y 1994) por los estudios: como parte de un posgrado en letras, estudiaba castellano y exploraba el tema del multiculturalismo en la literatura. En 1991 (retada por mi profesor de idioma) empecé a escribir textos cortos y luego relatos en castellano, y descubrí que, paradójicamente, la estrechez lingüística me ofrecía otra riqueza, la de un enfoque en elementos más sencillos y concretos, acaso más centrales, en la historia. Otros factores, como la mayor sensibilidad de convivencia con otras culturas y una manera de ser a su vez más frontal y colaboradora que mis culturas de origen, contribuyeron a que decidiera radicarme aquí, para seguir aprendiendo de estas diferencias.

LAT- Leí que escribiste Catastrofes Naturales y Flores de un sólo día en castellano. ¿Por qué esa elección?

AKS- Escribí los cuentos de Catástrofes naturales en un castellano todavía torpe pero que me permitía plasmar mis ideas de una forma, nueva para mí, despojada de recursos retóricos y apoyada en elementos más básicos pero centrales, como anclas del relato a elaborarse: un objeto o un espacio, el gesto característico de un personaje, una situación restringida pero potente.
Si bien escribí Flores de un solo día con mejor manejo del idioma y ya más acostumbrada a vivir en Argentina (por eso me animé a ambientar la mitad de la novela aquí), fue un proceso de ir a tientas con el lenguaje y orientarse por pocas cosas firmes. Tambén traduje Gestualidad japonesa; que lo escribió un renombrado antropólogo japonés.

LAT- ¿Cómo vivís la particularidad de ser una escritora argentina por "elección y adopción", por decirlo de alguna manera? ¿Te considerás una escritora argentina?

AKS- No estoy segura de poder definir una sola cultural nacional que sea la influencia, el contexto y el destinatario de mi trabajo creativo. Emigré de mi país de origen. Opté en contra de oportunidades para vivir en los otros dos país que resonarían con mis orígenes, Japón y Alemania. Escribo en el idioma del país con el que menos historia tengo yo y tiene mi familia (nadie en mi familia es siquiera latino). Seré una voz más de esta época del “multiculturalismo”, alguien que habla desde las fronteras y el cruce, el traslado, en vez del centro o la origen.

LAT- ¿Cuánto de autobiográfico hay en Flores de un solo día?

AKS- Sólo los lugares, no elaboro muy bien los ambientes si no he estado físicamente en el lugar. Entonces la novela está ambientada en Buenos Aires, específicamente el barrio de Congreso, y en Nueva Orleáns, un pueblo chico del medio de la provincia de Louisiana, y otro sitio pequeño sobre el delta del Río Mississippi, todos lugares en los que vivía o vivo en la realidad. El resto es ficticio.

LAT- ¿Cómo construiste tu propia voz narrativa?

AKS- La elección de escribir en otro idioma sería el elemento más imponente en mis textos. Luego, tendría que pensar en elecciones de técnica que me resultan estimulantes y eficaces: un ritmo demorado que permite describir (armar la ambientación) con atención y placer puestos en detalles pequeños, y buscar perspectivas oblicuas para narrar algunas situaciones.

LAT- ¿Cuál es tu relación con la literatura japonesa?

AKS- Soy lectora, y bastante apasionada de algunas corrientes, de ciertos autores, pero no la estudié formalmente.

LAT- ¿Te sentís cercana a algún escritor por la forma en qué abordás lo que escribís?

AKS- Hay escritores que me resultan inspiradores, de cuya escritura vuelvo una y otra vez porque veo en ella modelos o lecciones o inspiración; por lo general son autores clásicos. Pero no puedo decir sentirme cercana, sino lejos, muy lejos. Y está bien así. Son maestros.

LAT- ¿Cuáles son tus autores preferidos? ¿Y autores contemporáneos que puedas recomendar?

AKS- Ahora estoy leyendo Coetzee, todo lo que pueda encontrar. Lo leí de más chica, en la facultad, pero era otra mi sensibilidad: ahora leo por el placer de oír la frase más allá de las indagaciones conceptuales y humanas que hace. También siempre me ha hecho bien a mí personalmente volver sobre obras de Flannery O´Connor y Faulkner. Recomiendo que se lea al estadounidense Don DeLillo.

LAT-¿Tenés algún proyecto nuevo en estos momentos?

AKS- He vuelto a trabajar sobre la tela pequeña: estoy escribiendo relatos cortos, narrados casi todos en primera desde puntos de vista muy diversos. También, de hace tiempo, voy elaborando una novela que trata las indagaciones que hace una joven mujer sobre el pasado de un extranjero mayor al que conoce por casualidad cuando hace un trabajo en su casa. La figura de un pequeño niño, solitario y muy perceptivo, es importante. También, una técnica de cerámica japonesa en la que se utiliza el extremo calor en yuxtaposición con el extremo frío, con el resultado de un craquelado visible debajo de la superficie lisa. El oxímoron me interesa.

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