MARTÍN EIDÁN (Mario Diament) por Nicolás Hochman - CARA

MARTÍN EIDÁN (Sudamericana, 2006)
de Mario Diament
por Nicolás Hochman
CARA-

Un periodista que acaba de cumplir cincuenta años viaja a Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, para investigar la misteriosa muerte de varias mujeres a manos de los narcos. El tipo es bueno en lo suyo, lleva una vida tranquila y convive con sus miedos y la irrealizabilidad de sus fantasías como cualquier otros burgués argentino del siglo XXI. Pero una vez allá decide no volver, y en lugar de tomarse el vuelo para Buenos Aires, viaja a San Francisco, donde consigue sobornar al vicecónsul argentino (sic) y se inventa una nueva y legal identidad. A partir de ese momento, el achatado periodista deviene en prestigioso escritor. Su nombre: Martín Eidán (Nadie, pero invertido).

Así comienza este libro, que presenta una estructura muy similar a la de la novela negra, a la que pareciera rendirle algunos homenajes. Sin embargo, hay algo más, algo que va más allá. En lugar de centrar la atención en persecuciones, asesinatos, intrigas y altercados (que los hay, por supuesto), el eje se desplaza a cuestiones más bien existenciales.El problema central que plantea la novela es el de la identidad. ¿Quién es uno? ¿Uno puede ser varios? E inclusive, ¿varios pueden ser uno?

En San Francisco, Eidán se enrieda con una bailarina colombiana que está involucrada con los narcos. Ella le saca dinero y luego hay un asesinato. Martín Eidán huye y saca pasaje para Praga, donde conoce a otros Eidán (estos son de verdad, no como él, que no existe aunque deambule por las calles como si fuera real). Recorre la ciudad durante un buen tiempo y, por supuesto, se enamora. ¿Quién no se enamoraría en Praga? Un día teclea su viejo nombre en un buscador de Internet y descubre que alguien lo está reemplazando. Alguien utiliza su nombre real y hasta un estilo literario demasiado parecido. Alguien que vive su vida.

Por eso Martín Eidán regresa a Buenos Aires, donde no terminan los conflictos ni los interrogantes. Allí conoce a otra mujer (romances no le faltan a este muchacho, mezcla de Humprey Bogart, Graham Greene, Marlowe y algún personaje salido de Kundera), que es la que hace la pregunta que quizá sea el eje central del libro. Ella no entiende por qué tuvo que cambiar su identidad para cambiar de vida, una vida que ya no le agradaba. ¿Acaso hacer lo que uno quiere no es una elección? ¿No decidimos todo el tiempo qué hacer y qué no? ¿Era necesario ser otro para vivir otra vida?

Mario Diament (corresponsal del diario La Nación en Miami... es decir, un periodista devenido en escritor...) maneja muy bien la economía de lenguaje, dando forma a un texto pulcro y sin demasiadas contradicciones internas (las hay, claro, pero un escritor no es un continuista). La narración tiene el mérito de conseguir que el lector se haga una imagen muy clara de los personajes, las locaciones y las acciones. Una novela cinematográfica, definitivamente, que trabaja con el suspenso como fachada para un puñado de conflictos existenciales.

Una novela para leer, tomar aire y quedarse pensando.

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