FICCIONES BARROCAS (de Carlos Gamerro), por Diego Gentile

FICCIONES BARROCAS
de Carlos Gamerro
Eterna Cadencia, 2010
por Diego Gentile






Por lo general, leer un libro de crítica literaria exige al lector un porcentaje de disposición al martirio y otro porcentaje de desdén por el paso del tiempo, ya que mientras se lo pierde desentrañando qué quiere decir un académico acerca de tal o cual autor, bien se podría estar leyendo (releyendo) a ese autor o a otros que en el transcurso de una vida no se llegará a leer. La teoría literaria es a la literatura, entrando en comparaciones odiosas y resentidas, lo que una paja a una orgía.

Ficciones barrocas, libro de ensayos escrito por Carlos Gamerro, no deja de hablar sobre literatura, y leer este libro para quien aún no leyó Las islas o Los bustos de Eva, novelas del mismo autor, es algo muy parecido al pecado (si tal cosa existiera). Sin embargo, y más allá de todo chiste, Ficciones barrocas es una de esas experiencias amables que a veces depara la crítica literaria. Es un libro escrito por un académico pero sin tecnicismos ni academicismos. Nos sirve para entender lo qué quiere exponer, y no para confundirnos más. (Aclaración: cuando uso la primera persona plural me refiero a los advenedizos de la literatura, esos que ni tuvimos la suerte, o el tiempo, o la paciencia de cursar la carrera de Letras, me refiero, en esencia, a los que simplemente leemos por placer y a tientas, sin un libro de Barthes o Benjamin al lado para que nos indiquen cómo valorar lo que estamos leyendo.)

Pero, ¿de qué habla Ficciones barrocas? Gamerro expone una teoría que parece audaz y novedosa, pero que no deja de ser sorprendentemente simple: divide la “escritura barroca”, cuyos más fidedignos representantes son los autores del Siglo de Oro, y donde lo barroco está presente en el lenguaje, y la “ficción barroca”, obras que en lo referente al lenguaje pintan como clásicas pero son barrocas en lo estructural. Allí el “pliegue” se da en la narración, no en el lengua. A medida que pasan los ejemplos nos sentimos más y más tontos. ¿Cómo no lo pensamos primero nosotros? El mérito es de Gamerro, no porque lo haya pensado primero (o tal vez sí), sino porque lo expone de manera tal que lo podemos entender y nos parece simple.

Este libro conlleva una relectura de autores clásicos y ya canonizados, como son Borges, Bioy, Ocampo, Cortázar, Onetti, Felisberto Hernández y aparece al final colado Philip Dick. Esta relectura, en la medida en que nos dejemos llevar por la propuesta de Gamerro, es un interesante juego detectivesco, donde el enigma consiste en descifrar en qué punto el relato se convierte en ficción barroca. (Más interesante que descubrir las “Siete diferencias” del diario Popular es, no se puede negar).

El libro, también, nos hace repensar el tedio que suele causar la literatura de Ocampo, y tal vez alguno se arriesgue a volver a abrir un libro de la señora, cada vez más viejos, nunca tan viejos. Además, hay una interesantísima reflexión/investigación sobre Casa tomada, el supuesto cuento “gorila” de Cortázar y Cabecita negra, la supuesta respuesta peronista de Rosenmacher. Y los momentos en que habla de la literatura de Onetti, y las similitudes en Cortázar y Bioy…

Conclusión: si quiere sentirse menos lejos del análisis literario o del ensayo literario, pero a la vez desea entender qué lee y disfrutarlo, compre Ficciones barrocas. Y no deje de leer a Onetti.

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