NOVELAS DE SANTAMARIA (de Juan Carlos Onetti), por Luis Falcone

NOVELAS DE SANTAMARIA
de Juan Carlos Onetti
RBA, 2011
por Luis Falcone


Publicadas en un solo (y enorme) volumen, las novelas de Juan Carlos Onetti La vida breve, El astillero y Juntacadáveres, conforman lo que podría llamarse “Trilogía principal de Santa María” . Esta geografía de Santa María (ciudad inventada por Onetti, una mezcla de Montevideo y Buenos Aires), que aparece por primera vez en La vida breve y será desde entonces la sede más habitual de los cuentos y novelas de Juan Carlos Onetti, es el tópico que recorre las tres novelas, un tópico fantasmal, a veces protagónico, a veces un simple escenario, para estas historias grises y perturbadoras. En La vida breve no sólo se cuenta la vida novelesca de un novelista, Juan María Brausen, sino la novela o el guión cinematográfico que escribe, la crónica que hace durante el relato que Onetti hace de su vida y que llega a confundirse con ella, trascendiéndola y salvándola. Novela dentro de otra novela que a la vez terminan entrelazándose...

El escepticismo, el sentimiento del sinsentido de la vida, y un pesimismo arrastrado página tras página son las características emotivas de la obra de Onetti, y Juntacadáveres no es la excepción. En esta novela Larssen, mal llamado Junta-por Juntacadáveres-, un hombre envejecido y frustrado, ha descubierto que el éxito en la vida para él estará unido a su habilidad de proxeneta con las mujeres. Llegado a un punto en que debe contentarse con las sobras de todos los burdeles, elabora la fantasía de un lupanar hecho por entero a su gusto, y espera año tras año a que las circunstancias lo permitan. Cebado en su fantasía por la promesa del boticario de Santa María, que pugna por conseguir el permiso de las autoridades, finalmente es llamado a concretar el proyecto. En esta novela vuelve a aparecer el enigmático Diaz Grey, hay lugar para un amor prohibido entre una loca y su cuñado, una “Liga de la decencia” comenzará a actuar no tan decentemente enviando anónimos a quienes apoyan la idea del prostíbulo... como en toda la saga de Santa María, estamos ante el tan mentado “Pueblo chico, infierno grande”.

En El astillero, quizá la más memorable novela de Onetti, volvemos a encontrar a Larsen, ex propietario del tan metnado prostíbulo, que retorna tras varios años de exilio a la ciudad de Santa María con la intención de convertirse en dirigente de un astillero abandonado propiedad de Jeremías Petrus, con cuya hija también busca casarse. En esta novela se muestran mejor que en ninguna otra sus habituales escenarios deslucidos, utilizados como símbolo psicológico, y la presencia de personajes aislados, con un antihéroe ajado que protagoniza un texto de enfoque existencialista, el cual tanto ahonda en la alienación individual o en la incomunicación como en la corrupta sociedad moderna.

Mención aparte merece el prólogo, un texto extraído de El viaje a la ficción de Mario Vargas Llosa, admirador confeso de Juan Carlos Onetti. Vargas Llosa sintetiza en un par de páginas lo que representa Santa María en la obra de Onetti, su faceta de pueblo de provincia, donde todos se conocen y son presas, a la vez, d eun individualismo tenaz. Acertadísima la idea que expone de que en Santa María, el tiempo "en lugar de avanzar, da vueltas sobre sí mismo y se muerde la cola. Un tiempo mágico no realista". En este extracto queda en claro la admiración del último Premio Nobel por la obra de Juan Carlos Onetti. Admiración que con seguridad tendrá quien aún no leyó su obra y se atreve a esta trilogía.

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