LA CASA DEL DIOS OCULTO/ NI MUERTO HAS PERDIDO TU NOMBRE (de Luis Gusmán), por Damián Lorenzo


LA CASA DEL DIOS OCULTO/ NI MUERTO HAS PERDIDO TU NOMBRE
de Luis Gusmán
Edhasa 2012
por Damián Lorenzo


Como muchos escritores argentinos que iniciaron su actividad en la década del setenta, Luis Gusmán fue uno de los que llegaron para barajar y dar de nuevo, dejando de lado posiciones antiguas y desgastadas en la literatura, por medio de un realismo más poético y salvaje que mágico. El libro debut de Gusmán fue El frasquito, libro que fue prohibido en los setenta (lo editó en el 73), y que fue prologado por Ricardo Piglia.

Hoy, a casi cuarenta años de ese debut literario, Edhasa reedita algunos títulos de Luis Gusmán y también una novedad: La casa del dios oculto, un libro de cuentos.

En este caso nos referiremos a Ni muerto has perdido tu nombre, novela originalmente editada en 2002, y a La casa del dios oculto, el libro de cuentos antes citado.

Ni muerto has perdido tu nombre trata sobre una historia aferrada a la última dictadura militar, pero cuyas huellas se prolongan o reaparecen unos veinte años después. Lo que narra Gusmán es la presencia poderosa de ese pasado en el presente, la manera de no desaparecer, o ni siquiera ser pasado.

De esta forma, hay torturadores que regresan para atormentar a sus víctimas (Varelita, socio de un torturador, guarda supuestas pruebas de vida de las víctimas, como para poder extorsionar a los parientes vivos), quienes a su vez regresan al lugar donde lo fueron. También existe la esperanza de encontrar a un desaparecido por la dictadura de aquellos años (Ana Botero parece ser la clave de Federico Santoro, otro personaje, que la busca a pesar de lo difícil que parece esa tarea), esperanza que no termina de esfumarse nunca, a pesar de lo imposible que pareciera ser. “Constancia” pareciera ser la palabra que define en parte a este libro. Porque si bien es cierto que los personajes de esta historia a veces eligen olvidar y a veces recordar, Ni muerto has perdido tu nombre va más allá de lo que ellos dispongan, y se adentra en lo que ellos no pueden dejar de hacer: repetir actos, costumbres, miedos.

La casa del dios oculto, en cambio, se sitúa en otro ámbito: el de lo misterioso. Compuesto por una serie de cuentos y una novela inconclusa (episódica, como si fueran otros tantos cuentos) En la mayoría de los cuentos pareciera que hay algo más por saber, algo que debería ser revelado, y que finalmente no lo es, o lo es sólo a medias. Se destacan La revelación, La pared vacía y Chucherías, si bien el corte final de todos los relatos es de un nivel superior a la media que se está publicando en estos momentos. En cuanto a la novela que no fue (Desierta), el mismo Gusmán dice, en una entrevista, que “(…)pertenecía al registro de escritura de otra época. Creo que 1990. Por esa imposibilidad, personal, y de esta época, de dejar algo inédito, también porque me parece un poco sano, la fui despedazando. Y con sus pedazos armando un Frankenstein.(…)”

Ambos libros son breves, se pueden leer de una sentada, y esta característica se ve ayudada por la prosa ágil de Luis Gusmán y por la maestría de este autor para atrapar al lector. Como para demostrar que lo bueno a veces viene en frasco (frasquito) chico.

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