ENRIQUE SOLINAS
Es escritor, docente, traductor e investigador. Publicó hasta la fecha: Signos Oscuros (Buenos Aires, 1995), El Gruñido (Buenos Aires, 1997), El Lugar del Principio (Buenos Aires, 1998), Jardín en Movimiento (Buenos Aires, 2003, y Perú, Lima, 2015), Noche de San Juan (2008), El gruñido y otros poemas (Antología poética, Buenos Aires, 2011), Corazón Sagrado (Buenos Aires 2014 y México 2015), Barcas sobre la zarza ardiente (2016), El Libro de las Plegarias (2019), El pozo y la cima (España, 2022); The way time goes and others poems / La manera en que el tiempo se va (USA, Antología poética inglés-español, 2017), Le grognement (traducción al francés de la antología poética El gruñido y otros poemas, París, 2021), entre otros.
¿Qué libro, autor o tipo de literatura considera que está sobrevaluada? ¿Por qué?
En esta amplitud que es el universo literario o pachwork que
habitamos, siempre me pregunto por qué un texto es recepcionado de tal o cual
manera, qué motivos hacen que un autor sea leído o ignorado. Lo cierto es que
cada época tendrá sus autores centrales y sus autores en el margen, siempre
será así a lo largo del tiempo. Hay autores que te hablan, otros que nunca lo
harán. Hay autores que comprendemos en nuestra vejez y autores que abrieron
puertas en tu cabeza y que hoy nos parecen obsoletos.
Esto que describo siempre me pasó con Emily Dickinson, poeta norteamericana
fundamental del siglo XIX. Casi inédita, pero prolífica; ermitaña, pero gran
conversadora a través de sus cartas. Sus poemas fueron publicados y manipulados
por sus editores, creando un producto de ella como la poeta escondida, que
vivió encerrada escribiendo su obra, construyendo su paraíso personal.
Reconozco su calidad, pero no termina de apasionarme, de interesarme. Sus
versos no quedan en mi memoria como otros autores de la misma época (por
ejemplo Walt Whitman, Gerard Manley Hopkins, etc).
Esto que digo no significa que sea una verdad o que no sea una gran escritora. Sencillamente es lo que me pasa con Emily. No es personal ni nada por el estilo. Si hoy nos hubiéramos conocido, hubiéramos tenido una cita y luego nos escribiríamos largas cartas hasta olvidarnos completamente el uno del otro.
¿Qué libro, autor o tipo de literatura considera que debería
tener más atención o reconocimiento del que tiene? ¿Por qué?
Continuando con la línea poética y pensando en grandes
autores de poesía que por distintos motivos no tienen la visibilidad que han
tenido en su momento, ya porque han muerto y sus obras se vieron truncadas en
pleno desarrollo, o tal vez porque al no reeditarse (problemas con los
herederos que no permiten las reediciones por intereses personales, o porque
muchas veces los herederos no saben cómo hacer o no entienden lo importante que
es la presencia de esa obra en el universo literario), pienso en autores como Glauce
Baldovin, Leonor García Hernando o Jorge García Sabal, poetas argentinos cuyas
obras circularon y circulan a través de archivos PDF, dispersos en la red,
fragmentados, sin poder abarcar la totalidad de sus obras ya desde una lectura
crítica, ya desde la comprensión de sus universos literarios. En el caso de
Glauce y de Jorge, en los últimos años, hubo una voluntad de rescate. Pero no
así en el caso de Leonor García Hernando. Y por supuesto que hay muchos más,
pero estos son los primeros autores que me aparecen, tal vez, con el deseo de que
las nuevas generaciones vayan en busca de las obras de estos grandes poetas;
esperanzado en que los nuevos lectores vulneren los intereses mezquinos de quienes
nada saben de literatura e intentan tapar el brillo de lo que no se puede
ocultar.
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