Toni Negri, vida y destino
Dice Philipe Lejeune en su célebre obra acerca del género autobiográfico, que la característica central de este tipo de texto es que se trata de un relato retrospectivo en prosa que alguien escribe acerca de sí mismo, cuyo objeto es su vida individual y la historia de su personalidad (sic). Lejeune, reconocido como el mayor especialista en la materia, afirmaba, en resumidas cuentas, que en la autobiografía el autor, el narrador y el personaje se funden en un yo único y real que, no obstante, se configura de modo literario a sabiendas del lector. Esto llevará tiempo después a una crítica radical de Paul de Man, que consideraba que nada hay de autobiográfico, en virtud de que toda escritura narrativa, por definición, crea un yo de la ficción.
Aquí, el personaje de Historia de un
comunista que se narra a sí mismo es Antonio Negri, uno de los dos
filósofos marxistas vivos más importantes de Europa (el otro es Alain Badiou,
también otro largo octogenario).
¿Qué narra Negri? Una vida in illo tempore.
La suya por más de cuarenta años, o sea un trozo de ella, porque esta es solo
la primera parte. Es una vida larga, extraordinaria, riquísima de anécdotas,
intensa en experiencias y pletórica en desgracias. Es decir, todos los elementos
que hacen atractiva la lectura de este género.
Con muchas páginas que giran hacia el ensayo,
Negri nos invita a atravesar buena parte del siglo XX desde su Padua natal
hasta el apogeo filosófico-político como guía intelectual de los jóvenes
occidentales. Una infancia atiborrada de tragedias familiares, una adolescencia
donde socialismo y cristianismo entran en una tensión (Das Kapital con
el Sermón de la montaña) que derivará en educación sentimental, y una vida
joven y adulta que incluye la universidad, los libros, el marxismo en todas sus
expresiones, la proletarización del trabajo y, a posteriori, la cárcel. En
concreto, la de Negri es una viuda filosófica en el sentido helénico: alguien
que decidió hacer de la ética una estética y de la praxis una poiesis, y
cuyo único Dios laico es el príncipe Spinoza.
Esta primera Historia de un comunista se
caracteriza por contar las peripecias de un muchacho que se enamora de la
filosofía leyendo las novelas del siglo diecinueve, y de algunas mujeres,
recorriendo Europa a dedo. Así también, son muy jugosos los pasajes dedicados a
sus viajes por las montañas sagradas del Oriente medio, conviviendo con los
devotos de la Piedra Negra. Así se hace al mundo un chico de clase modesta que había
padecido la brutalidad barbárica del fascismo en carne propia (casos opuestos
de padre y hermano) y que intenta reinventarse en un retrato similar al que
podemos ver en una película del neorrealismo italiano. Los años cincuenta son
los de la formación, que incluyen la amistad con Bobbio, la fascinación por
Weber y la lectura profusa de Sein und Zeit.
Pero ese mundo se le abre a Negri recién en los
años sesenta y setenta, con sus maestros elegidos, Louis Althusser primero
(casualmente autor de una obra maestra de la autobiografía: L'avenir dure
longtemps) y Giles Deleuze después (en la época con Guattari: la de la
papilla abstrusa de El Antiedipo). Bajo el signo spinoziano, Negri será
de la partida de aquellos que traducen ser como potencia, una palabra casi
sagrada en el vocabulario de la filosofía política del autor de Imperio.
Luego, desafortunadamente, el autor italiano no nos
ahorra todas y cada una de las discusiones intestinas de las izquierdas
radicales de su época y se despacha con centenares de páginas sobre las
minucias y los entretelones de la actividad de sindicatos, estudiantes e
intelectuales orgánicos. Anyway. El eje del autobiógrafo se sostiene en tanto
es el despliegue de esta vida filosófica, política, sentimental, la que es
activa, y es, a la vez, pensamiento en curso, obra en tránsito.
Narrar la vida activa y la contemplativa, como pensar
reflexivamente ante al espejo de la historia reinventando el pasado es el momento
único del autobiógrafo. En este caso, la prosa libre de Negri ayuda a
constituir un placer de lectura para todos aquellos que disfrutan de la
aventura de la vida ajena y de la experiencia total.
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