EDITORIAL

En este número de Los Asesinos Tímidos uno de los libros a tratar es Sobre la belleza, de la inglesa Zadie Smith. Sobre la belleza, lo dice el autor de la reseña, tiene la misma estructura y hasta algunas líneas idénticas a Regreso a Howards End, de E.M.Foster. Zadie Smith se dedicó a declararlo en cuanta nota concedió. A eso algunos lo llaman referencia, influencia, homenaje, tal vez, por qué no, “intertextualidad”. El caso de Zadie Smith es diametralmente opuesto al de Sergio Di Nucci, profesor de Filosofía y Letras de la UBA, quien ganó el premio La Nación 2006 con una novela (que no merece ser nombrada más) donde copia, plagia, toma prestado, o como se lo quiera llamar, unas 30 páginas de la novela de Carmen Laforet, Nada. “Intertextualidad” aboga un grupo de mediocres (lo de ”mediocres” es por su defensa, no por su posición académica ni por su trayectoria, beneméritos señores profesores, amén), colegas de Di Nucci de la Universidad. Pretenden defender lo indefendible, y se posicionan así a contramano de lo que es (o debería ser) mínimamente la literatura. Pero a no confundirse: esta defensa, que parece a grandes rasgos corporativa, no lo es tal. Personalidades de peso que se desempeñan en la Universidad, salieron al cruce de estos trasnochados. Valgan de ejemplo Martín Kohan, a quien entrevistamos en este número y Elsa Drucaroff, quien expresó su opinión contraria en cuanto medio pudo. La falta de ética y honestidad intelectual no es una carencia de los integrantes de la Academia, si no, simplemente, de quienes la padecen, estén hoy en una cátedra, y mañana, esperemos, en el olvido.
Juan José Burzi

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