¿Qué libro o autor argentino es tu favorito? ¿ Por qué?
Escritores que uno admira... son tantos. A lo largo de los años, lealtades, claro: Aira, Guebel, Bizzio, Feiling, María Martoccia, Pauls... Me alegró tanto leer la desconcertante trama de El peletero, de mi amigo Luis Gusmán: una novela que acepta todas las convenciones del género para ocultar una especie de indeclinable delirio sobre la época y la edad, regreso espiralado a los vagabundeos de En el corazón de junio, pero ahora a distinta velocidad, como si el cuerno de caza de una novela intercalada a fuerza de puras vaguedades encontrara por fin todas las líneas, colores y sonidos para su perfecta ejecución.
Especie de arquéologo increíble, poeta en dos lenguas, de los pocos que se aventuran en oscuridades y extrae palabras que corren en todas las direcciones, ejemplo asombroso de la narrativa actual (ya no importa si argentina): Matías Serra Bradford.
¿Qué libro o autor argentino considerás que es sobrevalorado? ¿ Por qué?
No hay que ser extremadamente generoso para admitir que la Argentina casi no permite sobrevalorar a un escritor (permite, sí, sobrevalorar a nulidades de otra laya). Hay tendencias y consignas sobrevaloradas que pueden condensarse en un mandato y una especie de coartada: “narrar, narrar” y “sólo quise contar una historia” (estoy esperando que la diga la chúcara vedette cuando baja del palo enjabonado). Tales fórmulas repetidas hasta la prepotencia nos obligan a olvidar a Macedonio, a Néstor Sánchez, al propio Saer (que es un complejo sistema respiratorio lleno de sublimes deficiencias para colar el aire del sentido por alvéolos artificiales). En fin, me parece que escribir con tales consignas reduce mucho las posibilidades.
Escritores que uno admira... son tantos. A lo largo de los años, lealtades, claro: Aira, Guebel, Bizzio, Feiling, María Martoccia, Pauls... Me alegró tanto leer la desconcertante trama de El peletero, de mi amigo Luis Gusmán: una novela que acepta todas las convenciones del género para ocultar una especie de indeclinable delirio sobre la época y la edad, regreso espiralado a los vagabundeos de En el corazón de junio, pero ahora a distinta velocidad, como si el cuerno de caza de una novela intercalada a fuerza de puras vaguedades encontrara por fin todas las líneas, colores y sonidos para su perfecta ejecución.
Especie de arquéologo increíble, poeta en dos lenguas, de los pocos que se aventuran en oscuridades y extrae palabras que corren en todas las direcciones, ejemplo asombroso de la narrativa actual (ya no importa si argentina): Matías Serra Bradford.
¿Qué libro o autor argentino considerás que es sobrevalorado? ¿ Por qué?
No hay que ser extremadamente generoso para admitir que la Argentina casi no permite sobrevalorar a un escritor (permite, sí, sobrevalorar a nulidades de otra laya). Hay tendencias y consignas sobrevaloradas que pueden condensarse en un mandato y una especie de coartada: “narrar, narrar” y “sólo quise contar una historia” (estoy esperando que la diga la chúcara vedette cuando baja del palo enjabonado). Tales fórmulas repetidas hasta la prepotencia nos obligan a olvidar a Macedonio, a Néstor Sánchez, al propio Saer (que es un complejo sistema respiratorio lleno de sublimes deficiencias para colar el aire del sentido por alvéolos artificiales). En fin, me parece que escribir con tales consignas reduce mucho las posibilidades.
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