¿Qué libro o autor argentino es tu favorito? ¿Por qué?
En sus malos momentos, Daniel Guebel dice que es el mejor escritor del mundo. Yo digo que no es tan así, que es apenas uno de los mejores del presente argentino. En sus buenos momentos, Daniel Guebel dice que es el peor escritor del mundo. Yo digo que aunque insista, difícilmente lo logre, aunque siga oponiéndose a lo bello… ¡ y que la melancolía lo absuelva! Más que un mundo, su ficción es un ánimo. Su obra habla del amor, del dolor, del desgaste, de la frustración, del hartazgo, de la ilusión, de la política, de la desidia, de la vulgaridad en su esplendor. Podría ser el reverso de la pluma de Alan Pauls (sobre todo su novela Nina con respecto a El pasado); pero en Guebel no hay regodeo: hay desgaste, incisión. ¡Y risas! Sí, risas. A leer Carrera y Fracassi el que lo desmienta. Pero también hay vuelo, vuelo rasante sobre lo absoluto (en contra del absolutismo). O sea abstracción, de la más literaria: a leer su nouvelle, Los elementales. Tanta tinta le lleva a Zizek explicar lo que Guebel ilustra. Frase de Zizek en su libro La suspensión política de la ética: “hacer visible el fracaso de todos los intentos de redención”. Guebel puro. Ah, y para que el amor lo diga todo, su novela Matilde.
¿Qué libro o autor argentino considerás que es sobrevalorado? ¿Por qué?
¿Sobrevalorado o sobrevendido? Me cansé de los que escriben como la vida misma. Tanto los que venden demasiado (que se empeñan en no usar malas palabras), como los que venden para pocos (que se empeñan en usarlas). No hay caso, me gusta la metáfora, la mezcla, la paradoja, el exceso con sentido, más que el exceso consentido.
En sus malos momentos, Daniel Guebel dice que es el mejor escritor del mundo. Yo digo que no es tan así, que es apenas uno de los mejores del presente argentino. En sus buenos momentos, Daniel Guebel dice que es el peor escritor del mundo. Yo digo que aunque insista, difícilmente lo logre, aunque siga oponiéndose a lo bello… ¡ y que la melancolía lo absuelva! Más que un mundo, su ficción es un ánimo. Su obra habla del amor, del dolor, del desgaste, de la frustración, del hartazgo, de la ilusión, de la política, de la desidia, de la vulgaridad en su esplendor. Podría ser el reverso de la pluma de Alan Pauls (sobre todo su novela Nina con respecto a El pasado); pero en Guebel no hay regodeo: hay desgaste, incisión. ¡Y risas! Sí, risas. A leer Carrera y Fracassi el que lo desmienta. Pero también hay vuelo, vuelo rasante sobre lo absoluto (en contra del absolutismo). O sea abstracción, de la más literaria: a leer su nouvelle, Los elementales. Tanta tinta le lleva a Zizek explicar lo que Guebel ilustra. Frase de Zizek en su libro La suspensión política de la ética: “hacer visible el fracaso de todos los intentos de redención”. Guebel puro. Ah, y para que el amor lo diga todo, su novela Matilde.
¿Qué libro o autor argentino considerás que es sobrevalorado? ¿Por qué?
¿Sobrevalorado o sobrevendido? Me cansé de los que escriben como la vida misma. Tanto los que venden demasiado (que se empeñan en no usar malas palabras), como los que venden para pocos (que se empeñan en usarlas). No hay caso, me gusta la metáfora, la mezcla, la paradoja, el exceso con sentido, más que el exceso consentido.
5 comentarios:
Que buena mujer
Silvia Hopenhayn me parece una mujer físicamente muy bella. Con un dominio de la expresión que emboba, y con una inteligencia que restalla en cada observación que hace. La sigo desde los tiempos en que ella era parte del staff de Osvaldo Quiroga cuando hacían El Refugio de la Cultura por radio. Desde que Silvia dejó el grupo, ese programa ya no fue lo mismo. Me encantó verla aquí.
Silvia es increible.soy fiel seguidor de sus programas en canal(a)En cuanto a mi escritor favorito,para ser honesto,soy yo mismo.Mi libro; el hikikomori y el mundo bizarro de los miles de escritos,definitivamente merece ,cundo menos, ser leido.Modestia aparte.
Silvia Hopenhayn con la certeza que me da el estado de cosas en que se debate la denominada cultura del tercer milenio, es la única crítica-teórica digna de ser tomada en cuenta en el acontecer cultural de Argentina siglo XXI. Recuerdo columnas de opinión publicadas en El Cronista acerca de un ensayista , poeta genial y artista minimalista precursor de instalaciones, land-art, etc. como lo es Eduardo Sanguinetti, desde España donde resido se sabe que es censurado y prohibido, realmente Hopenhayn tuvo valor, como para escribir acerca de un artista con todas las letras que vive al límite de la instancia creativa devenido en nómade, asimilando su vida a su obra, perseguido, silenciado y resisitido por los agoreros del síntoma, ya que representa y representó la única vanguardia en épocas muy peligrosas y sufrió exilios por sus acciones, artista que incursionó como Hopenhayn lo escribe y describe magníficamente, con un estilo que dice y deja entrever lo que se oculta acerca de Sanguinetti, temido por los mandaderos que arman eso que llamamos cultura y que Silvia Hopenhayn vibra al ritmo de Sanguinetti, sin especulaciones de ningún tipo. Silvia Hopenhayn desde su espacio emite sin cortapizas la dialéctica esgrimida en nombre de lo que es y debería ser la realidad de la cultura de este tiempo tan difusa e inconsistente, cuyos operadores son flojos, sin aura, siempre al servicio de intereses del sistema, no es el caso de ese gigante Sanguinetti a quién Hopenhayn rescata, ante tanta injusticia. Bravo Silvia.
La belleza de Silvia no se detiene en su rostro. En su decir y sus silencios se van abriendo los telones que nos permiten llegar hasta donde se hospeda la esencia de su inteligencia acunada por la pureza de sus sentimientos.
La recuerdo en segundo plano escuchando el diálogo entre un autor y su lector. Ese segundo plano desenfocado iluminaba la biblioteca.
Algún día me arriesgaré a enviarle algunos de mis cuentos.
Algún día arriesgaré mi vida.
Hugo Gil
De improbable nacionalidad, incierta religión y en una fecha imprecisa.
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