TIEMPO TRANSPARENTE (Premia Editora, 1989)
de Shintaro Ishihara
por Juan José Burzi
Shintaro Ishihara, nació en 1932. Un año antes de graduarse, a los 23 años, publicó La Estación Solar, novela que dice haber escrito en tres días y que le valió el prestigioso premio Akutagawa, tal vez el más importante del Japón. Nunca había escrito nada antes. La Estación Solar es sobre un grupo de estudiantes de familias adineradas que expresan su actitud desafiante ante el clima de posguerra apostando, peleando y teniendo sexo promiscuamente. La Estación Solar ponía en el tapete los deseos ocultos de una sociedad devastada por la guerra y en plena transición de posguerra. El autor, luego de escribir prolíficamente durante los 60s, fue corresponsal de guerra en Vietnam. Cuando terminó con esa experiencia, se dedicó a la política: Fue elegido senador en varias oportunidades y llegó a ser alcalde de Tokio.
Tiempo transperente es un relato que sucede en Japón, en época de posguerra. Varios estudiantes están jugando al fútbol americano, claro ejemplo de los efectos culturales y sociales que tuvo la ocupación americana luego de la guerra. Quien va a ser el protagonista del cuento, y de quien nunca se nos dice su nombre, luego de una jugada queda tirado en el piso, inmóvil. No siente su cuerpo, solamente puede hablar y sentir. Recuerda que lo mismo le sucedió a un amigo suyo, mientras practicaba artes marciales, y que murió horas después. Se deshizo una vértebra de la columna vertebral. Sus compañeros de equipo y su entrenador también saben que la suerte está echada para él. Ese es el marco de situación donde se desarrollará Tiempo transparente.
En ese tiempo transparente que comienza a correr y a acabarse, el protagonista entra en el juego de todos los que lo rodean: hacer como si nada terrible hubiera sucedido (“tanto él como sus compañeros parecían tener una máscara puesta, como si estuvieran engañándose mutuamente”), hablar de cosas triviales y esperar la muerte. Pero mientras nada expresa exteriormente, dentro suyo comienza a surgir la necesidad de recordarlo todo, de no morirse “sin haber puesto las cosas en orden”. Es así como recuerda una competencia, a sus amigos, y a esa chica que nunca le hizo el amor, y por la cual ya nada puede hacer. El relato se vuelve intimista, no tanto por el tono, sino por el contenido. La relación del moribundo con su cuerpo y con su vida es el tema central del relato.
Sus compañeros deciden hablarle de las cosas que importan, se acercan y le preguntan si desea dejarle dicho algo a su novia,y es en ese momento cuando el protagonista siente el remordimiento y el dolor que se estaba acumulando dentro suyo por no tener mucho tiempo más. Se dice, en ese momento, que no sabe cómo va a soportar esa muerte que se acerca.
Shintaro Ishihara cuenta con el difícil equilibrio que es necesario tener para no caer en lo melodramático ni en lo grotesco. Nos transporta de lleno al cuerpo y a los pensamientos de ese adolescente y nos hace sentir la angustia y el desasosiego que provoca la proximidad de la muerte, el tiempo que se escurre más rápido que nunca y las cosas que no se hicieron.
Tiempo transparente es, sin lugar a dudas, de esos cuentos que no se olvidan y que modifican la mirada de quien los lee sobre el mundo.
de Shintaro Ishihara
por Juan José Burzi
Shintaro Ishihara, nació en 1932. Un año antes de graduarse, a los 23 años, publicó La Estación Solar, novela que dice haber escrito en tres días y que le valió el prestigioso premio Akutagawa, tal vez el más importante del Japón. Nunca había escrito nada antes. La Estación Solar es sobre un grupo de estudiantes de familias adineradas que expresan su actitud desafiante ante el clima de posguerra apostando, peleando y teniendo sexo promiscuamente. La Estación Solar ponía en el tapete los deseos ocultos de una sociedad devastada por la guerra y en plena transición de posguerra. El autor, luego de escribir prolíficamente durante los 60s, fue corresponsal de guerra en Vietnam. Cuando terminó con esa experiencia, se dedicó a la política: Fue elegido senador en varias oportunidades y llegó a ser alcalde de Tokio.
Tiempo transperente es un relato que sucede en Japón, en época de posguerra. Varios estudiantes están jugando al fútbol americano, claro ejemplo de los efectos culturales y sociales que tuvo la ocupación americana luego de la guerra. Quien va a ser el protagonista del cuento, y de quien nunca se nos dice su nombre, luego de una jugada queda tirado en el piso, inmóvil. No siente su cuerpo, solamente puede hablar y sentir. Recuerda que lo mismo le sucedió a un amigo suyo, mientras practicaba artes marciales, y que murió horas después. Se deshizo una vértebra de la columna vertebral. Sus compañeros de equipo y su entrenador también saben que la suerte está echada para él. Ese es el marco de situación donde se desarrollará Tiempo transparente.
En ese tiempo transparente que comienza a correr y a acabarse, el protagonista entra en el juego de todos los que lo rodean: hacer como si nada terrible hubiera sucedido (“tanto él como sus compañeros parecían tener una máscara puesta, como si estuvieran engañándose mutuamente”), hablar de cosas triviales y esperar la muerte. Pero mientras nada expresa exteriormente, dentro suyo comienza a surgir la necesidad de recordarlo todo, de no morirse “sin haber puesto las cosas en orden”. Es así como recuerda una competencia, a sus amigos, y a esa chica que nunca le hizo el amor, y por la cual ya nada puede hacer. El relato se vuelve intimista, no tanto por el tono, sino por el contenido. La relación del moribundo con su cuerpo y con su vida es el tema central del relato.
Sus compañeros deciden hablarle de las cosas que importan, se acercan y le preguntan si desea dejarle dicho algo a su novia,y es en ese momento cuando el protagonista siente el remordimiento y el dolor que se estaba acumulando dentro suyo por no tener mucho tiempo más. Se dice, en ese momento, que no sabe cómo va a soportar esa muerte que se acerca.
Shintaro Ishihara cuenta con el difícil equilibrio que es necesario tener para no caer en lo melodramático ni en lo grotesco. Nos transporta de lleno al cuerpo y a los pensamientos de ese adolescente y nos hace sentir la angustia y el desasosiego que provoca la proximidad de la muerte, el tiempo que se escurre más rápido que nunca y las cosas que no se hicieron.
Tiempo transparente es, sin lugar a dudas, de esos cuentos que no se olvidan y que modifican la mirada de quien los lee sobre el mundo.
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