BERAZACHUSSETTS (de Leandro Ávalos Blacha) por Marcelo Guerrieri

BERAZACHUSSETTS
de Leandro Ávalos Blacha
Entropía, 2007
por Marcelo Guerrieri




Berazachussetts: Monstruos reconocibles en el conurbano

Berazachussetts, novela de Leandro Ávalos Blacha —ganadora del concurso Indio Rico 2007 con un jurado integrado por Cesar Aira, Daniel Link y Alan Pauls—despliega un muestrario de freaks que hace saltar la linealidad narrativa en una vertiginosa proliferación de historias paralelas.

El inicio plantea un enigma: ¿Quién es esa obesa punk semidesnuda que un grupo de cuatro docentes jubiladas encuentra tirada en medio del bosque? Pronto descubrirán que se trata de Trash, una zombi caníbal, que este grupo de maestras viudas incorporarán a su cofradía. “Los tuppers nunca están de más” le dice Trash a una de ellas mientras introduce en estos recipientes los trozos de los miembros amputados a su reciente víctima. Así nace la afinidad entre estos personajes tan disímiles que conformarán un grupo marcado por la curiosidad de las maestras hacia esta mujer extraña.

El comienzo de la novela lo dio un personaje de la película El regreso de los muertos vivos, (Dan O’Bannon, 1985) […] Siempre me gustó ese personaje. En mi novela, me interesó retomarlo para imaginarlo en otra etapa de su «vida». Más precisamente, plantarlo en un tiempo y en un punto geográfico cercano o reconocible, aunque siempre distorsionado, y que su propia presencia contribuyera a esa distorsión[1].

Además de las maestras y Trash, este catálogo de personajes extravagantes incluye a Periquita, una lisiada cruel y extorsionadora; Francisco Saavedra, ex intendente de Berazachussetts, que despliega en su provecho su inmenso poder corrupto; Arevalo —hijo de Saavedra— que con su grupo de “hijos de”, desde la impunidad total, se divierte torturando con exigencias a pobres e indigentes; Noé Galíndez, un constante vaticinador del diluvio universal, que rejunta en su casilla todo tipo de bichos; y Fita, una vieja chismosa, que planea la revolución junto a un grupo al que se sumarán los cadáveres revividos del cementerio del Desaguadero: “chicos muertos por el paco, en tiroteos, por ajustes de cuentas, en intentos de robo, chicas con abortos mal practicados”.

Los personajes y escenarios de la novela se presentan con fuertes contradicciones en tensión; y este procedimiento se despliega desde el título, Berazachussetts —ciudad escenario de la narración—, donde primer y tercer mundo se funden en un nombre que contiene lo antagónico (todas las referencias geográficas están construidas de esta forma: Burzacapulco, Tolosaka, Longchamps Élysée, Boedimburgo, Rin del Plata, Ezpeletámesis…). Lo mismo sucede al nivel de los personajes principales: Trash, una zombi, entidad que contiene el antagonismo extremo de estar muerta y a la vez viva; y la pareja Francisco Saavedra-Dora, antagónica desde su condición económica —ex intendente rico y poderoso con maestra jubilada—, antagonismo que se extiende luego a las remodelaciones que hace Dora a la mansión Saavedra convirtiéndola en engendro kitsch con piletas Pelopincho donde nadan peces exóticos, luces de colores y hamacas de mimbre entre columnas elegantes, palanganas de cemento para remojar los pies en agua salada debajo de cada silla lujosa… Luego, es esta acumulación de tensión la que hace verosímil el desgarro que ejecuta Trash sobre los cuerpos, el canibalismo social que ejecutan los poderosos sobre los pobres de Berazachussetts y la masiva revuelta de toques apocalípticos que estalla en esta tierra devastada. Tironeados por las fuerzas antagónicas que contienen, personajes y escenarios se deforman, se distorsionan, convirtiéndose en monstruos reconocibles en el contexto de un conurbano bonaerense extrañado, en las vísperas del estallido social del 2001 (la moneda circulante es el patachussett, nombre en el que resuena la cuasimoneda bonaerense —el patacón— que circuló durante la agonía del modelo de convertibilidad). De esta forma, Berazachussetts puede leerse como metáfora potente de una realidad social deformada por la tensión extrema, crítica de lo peor del conurbano —cacicazgos políticos, indigencia, brecha obscena entre ricos y pobres— en el marco del desastre social configurado durante los 90.


[1] Leandro Ávalos Blacha, en Periódico Plurarl Nro 22, Bs.As., 2009
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