de Fernanda Nicolini y Mercedes Halfon
Mondadori, 2009
por Ariel Gamarra
La tentación es comenzar la reseña hablando de los que es el género “Chick lit”, pero eso podemos dejarlo para más adelante. Te pido un taxi es algo más que eso, un libro de género, una producto pensado para ser vendido a cierto tandem de lectores potenciales.
Escrito entre dos amigas en la vida real, Fernanda Nicolini y Mercedes Halfon, Te pido un taxi es una novela que, en primer término, trata sobre la amistad. Amistad que se da entre dos jóvenes treintañeras. Julia, golpeada por la vida, especialmente en lo que se refiere a lazos amorosos, y su reciente separación; y Bárbara, también con problemas existenciales/amorosos y un ambiente laboral caníbal. Una sirve de sostén a la otra, y las situaciones y problemáticas que van surgiendo a lo largo del libro, son como handicaps para llegar a la Felicidad, que no parecen alcanzar al terminar la novela. Como dijeron las autoras en una entrevista: “(…)La soltería se volvió algo mucho más deseable: sus consumos, sus comodidades. Y si bien el amor sigue siendo el motor por el que una persona quiere estar con otra, y creemos en eso, en la novela planteamos que no es la solución a todo. No queríamos un cuento de hadas en donde el amor funciona como una poción mágica, como una meta salvadora.(…)”
Por otro lado, Te pido un taxi también coquetea con un tema crucial en los días postmodernos que corren: el paso del tiempo, el envejecimiento. Horror de los horrores para una sociedad donde se suele oír cosas como “Pobre, murió a los 65, si era joven.” Tangencialmente los personajes de Te pido un taxi viven y sobreviven como pueden bajo la sombra terrible del tiempo. Tienen más de treinta, un presente pantanoso y un futuro incierto. Quieren vivir ya, amar, sufrir, triunfar, cuanto antes. En la novela hay momentos de sosiego, páginas enteras dedicadas a la reflexión, pero el tiempo vuela, y ese latido amenazador es sentido por el lector.
Chick Lit. Literatura para mujeres, en definitiva. Género considerado por algunos deudor de series como Sex and the city, El diario de Bridget Jones o bodrios pseudos feministas similares (donde a la larga se termina justificando y hasta solidificando la sociedad machista en la que se vive), promete algunas sorpresas como esta novela. Cuánto influenció o no el hecho de que el libro fuera escrito a pedido, y en qué medida hubiera sido más profundo e incisivo si no hubiera sido escrito sabiendo que integraría parte de una colección Chick Lit, es difícil saberlo. Lo que sí está a la vista es que Te pido un taxi no cae en lugares comunes y cuando lo hace, el enfoque de los mismos es bastante corrosivo, como si las autoras estuvieran diciéndonos: “Sabemos lo que buscan, pero igual hacemos lo que se nos da la gana.” Y les sale bien.
Escrito entre dos amigas en la vida real, Fernanda Nicolini y Mercedes Halfon, Te pido un taxi es una novela que, en primer término, trata sobre la amistad. Amistad que se da entre dos jóvenes treintañeras. Julia, golpeada por la vida, especialmente en lo que se refiere a lazos amorosos, y su reciente separación; y Bárbara, también con problemas existenciales/amorosos y un ambiente laboral caníbal. Una sirve de sostén a la otra, y las situaciones y problemáticas que van surgiendo a lo largo del libro, son como handicaps para llegar a la Felicidad, que no parecen alcanzar al terminar la novela. Como dijeron las autoras en una entrevista: “(…)La soltería se volvió algo mucho más deseable: sus consumos, sus comodidades. Y si bien el amor sigue siendo el motor por el que una persona quiere estar con otra, y creemos en eso, en la novela planteamos que no es la solución a todo. No queríamos un cuento de hadas en donde el amor funciona como una poción mágica, como una meta salvadora.(…)”
Por otro lado, Te pido un taxi también coquetea con un tema crucial en los días postmodernos que corren: el paso del tiempo, el envejecimiento. Horror de los horrores para una sociedad donde se suele oír cosas como “Pobre, murió a los 65, si era joven.” Tangencialmente los personajes de Te pido un taxi viven y sobreviven como pueden bajo la sombra terrible del tiempo. Tienen más de treinta, un presente pantanoso y un futuro incierto. Quieren vivir ya, amar, sufrir, triunfar, cuanto antes. En la novela hay momentos de sosiego, páginas enteras dedicadas a la reflexión, pero el tiempo vuela, y ese latido amenazador es sentido por el lector.
Chick Lit. Literatura para mujeres, en definitiva. Género considerado por algunos deudor de series como Sex and the city, El diario de Bridget Jones o bodrios pseudos feministas similares (donde a la larga se termina justificando y hasta solidificando la sociedad machista en la que se vive), promete algunas sorpresas como esta novela. Cuánto influenció o no el hecho de que el libro fuera escrito a pedido, y en qué medida hubiera sido más profundo e incisivo si no hubiera sido escrito sabiendo que integraría parte de una colección Chick Lit, es difícil saberlo. Lo que sí está a la vista es que Te pido un taxi no cae en lugares comunes y cuando lo hace, el enfoque de los mismos es bastante corrosivo, como si las autoras estuvieran diciéndonos: “Sabemos lo que buscan, pero igual hacemos lo que se nos da la gana.” Y les sale bien.
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