LA INVENCIÓN DE LO REALde Walter Iannelli
Simurg, 2012
por Emiliano Acevedo
Esta novela aborda las historias paralelas de dos hombres, dos existencias en fuga hacía la nada de un futuro no muy lejano pero desencantado y atroz, casi post apocalíptico. De repente, se acabaron las utopías, y la realidad real parece ser solamente la inventada. Y es en ese mundo donde se encuentran Amadeo Calvo –un mediocre funcionario estatal de cementerio, auto exiliado y deprimido- y Jubert Patiño –un escritor chileno de culto-. El año es 2025. Buenos Aires se ha convertido en un coto cerrado (La Gran Ciudad) y la Argentina ya no es tal sino que ahora se llama Nuevargentina y tiene una nueva capital: Punta Torre, una ciudad construida en el sur del pais, durante el transcurso de una guerra fría en contra de Chile. Sin embargo, eso no es todo, ya que el verdadero enemigo, ese “otro” hostil, estará encarnado en una supuesta conjuga diabólica -llevada a cabo por todas las etnias orientales (que incluyen a Yoko Ono, María Kodama y la computadora Deep Blue.
Este es el marco en donde se desarrolla este relato megalómano y neurótico, que esconde el amor (y los celos) de un hombre hacía una misteriosa mujer, y la tibieza de un autor literario que nunca entendió muy bien que le ocurría en su experiencia vital. Y en el medio de tales enredos encontramos también a una tribu de personajes variopintos que parecen una versión 2.0 de “Los 7 Locos”, la gran novela de Roberto Arlt. Todo transcurriendo en medio de una sociedad fría y hostil, encerrada en sí misma, cual panóptico bizarro y hermético; que incluye cientos de enigmas, varios de los cuales solo pueden llegar a ser intuidos e interpretados al final de la obra.
Sin lugar a dudas, esta novela no decepcionará a sus lectores ocasionales, porque se propone divertir y lo logra. En ella, la realidad parece carecer de sentido, se sucede en forma de viñetas arbitrarias, y nada, ni lo más terrible, absurdo, trágico o hermoso parece importar. Nada significa nada, ni tampoco hay códigos ocultos (aunque en varias partes de la trama así parezca). En resumen, la historia conjuga mucho de la fantasía de Macedonio Fernández, sí, pero también algunos rasgos bizarros y humorísticos de John Kennedy Toole. Y por eso pasa lo que pasa, y así una magra mujer semi analfabeta y con memoria a corto plazo se convierte en el paisaje más añorado, la musa inspiradora y añorada; mientras que ni ella, como otros habitantes de Punta Torre, sabe de donde viene ni porque está allí. De seguro, lo mejor de esta novela son sus diálogos, certeros contrapuntos que dan dinamismo al relato. La trama por momentos atrapa, por otros momentos no; pero es ahí –cuando cae en algún pequeño bache narrativo- en donde aparece el humor absurdo que salva el día. Será ese ir y venir autómata el que hace que los personajes que se pasean por Punta Torre sean cualquier cosa menos ignorados e ignorantes; hasta convertirse, incluso, en seres entretenidos y complejos.
En sí, este es un relato muy bien particionado: Por un lado tenemos, amor, locura y decepción; y por el otro espionaje, enredos y humor. En lo que tiene que ver con la historia de amor, Amadeo Calvo parece ser una suerte de Alejandro Dolina Bis caído en desgracia; aunque sin llegar a regodearse con el grotesco o la mera caricatura. Por el contrario, es muy posible que estas viñetas amorosas sean lo más logrado de la historia. Y, por otro lado, la parte protagonizada por Patiño da cuenta de situaciones de espionaje, con el chileno jugando a ser una especie de emulo del Elvis Costello que cantaba Watching Detectives, mientras intenta desbaratar la conspiración imperial de los hijos del Sol Naciente. En sí, lo que se propone Iannelli en La Invención de lo Real es explorar el espacio intermedio entre la realidad fenomenológica -construida por aquello percibido por el hombre-, y el concepto de lo real -como lo que existe en forma independiente de la percepción-. Allí es donde se entrecruzarían las historias de Calvo y Patiño. Los relatos de dos hombres que están unidos, pero no en forma univoca: uno odia al otro, y éste no sabe quien es aquel; uno se inmiscuye en los planes del otro, pero los desconoce... En resumen, una pretenciosa historia de enredos pero que nunca busca ser el calco pobre de best séllers como El Código Da Vinci, y ya solo por eso es buena y recomendable. Por momentos, muy buena. Y se disfruta, más allá de su exagerada auto vocación seudo filosófica. La Invención de lo Real, una novela inteligente que no pasará a la historia pero que igual vale la pena y merece ser leída.
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