EL SUNSET LIMITED, (de Cormac McCarthy), por Leonardo Vascal


EL SUNSET LIMITED
de Cormac McCarthy
Mondadori, 2012
por Leonardo Vascal




Algunos novelistas no parecen haber nacido para ser dramaturgos. A primera vista, Cormac McCarthy no parece estar entre ellos. Él escribe diálogos de primer nivel en novelas como Meridiano de sangre, y No es país para viejos, pero nadie lo lee como diálogos. La atracción principal es siempre la atmósfera. McCarthy crea temor con más eficacia que casi todo el mundo, y lo hace con una prosa que es desorientadora, apocalíptica y salvaje. Lanza palabras obsoletas junto a palabras de su propia invención, a menudo renunciando a la claridad en favor de efecto. Y no hace uso de las líneas de diálogo, por lo que los discursos de sus personajes se mezclan en sus paisajes hostiles.

Esta aclaración vale porque Sunset Limited no tiene más que diálogo. Un diálogo entre un afro-americano que quiere hacer el bien y un nihilista blanco. El negro lo salvó de saltar bajo un tren conocido como el Sunset Limited. Nos unimos a los dos personajes - llamado simplemente "Negro" y "Blanco" - en el apartamento del Negro, humilde y en una zona peligrosa. El negro es un ex convicto que ha encontrado a Jesús; el blanco es un cínico, con un exceso de instrucción que cree que "el mundo es básicamente un campo de trabajos forzados" y que la felicidad es "contrario a la condición humana." El Blanco quiere regresar a su propio apartamento, pero el Negro no lo deja salir hasta que esté seguro de que el Blanco no intente suicidarse de nuevo. Sin embargo, pese a todos los esfuerzos del Negro, el Blanco parece implacable: "Tal vez yo no tengo creencias", dice. "Creo en el Sunset Limited".

Los personajes pasan 90 minutos en desacuerdo acerca de la naturaleza y la existencia de Dios, mientras que el Negro intenta convencer al Blanco de que la vida es, de hecho, algo que vale la pena de ser vivida. "La luz está en todas partes," dice: "concepto que no se ve nada más que sombra." Pero el Blanco, que parece perfectamente feliz de estar más allá de la redención, insiste en que siempre hay un límite a la influencia de Dios. "Hasta Dios se da por vencido en algún momento", dice. "No hay ningún ministerio en el infierno.

En cualquier otra versión de esta historia, el Negro le mostraría al Blanco el camino a la redención, y el lector se emocionaría al ver un alma condenada rescatada de la auto-aniquilación. Eso ahí sin duda donde  McCarthy es lo suficientemente inteligente, para no mencionar todo lo diabólico que ya demostró ser, ya que usa estos símbolos convencionales de la historia para tomarnos con la guardia baja.

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