La virgen cabeza
Le viste la cara a Dios
A-¿Cuándo escribís? ¿Tenés algo así como una “rutina”?
Casi todos los días intento una rutina. A esta
altura, creo que tengo inmunidad al fracaso: no me sale. Escribo cuando puedo,
en general a la mañana, antes de ir a trabajar.
B- ¿Le dedicás todo el tiempo que te gustaría a
escribir?
No, me gustaría dedicarle todo el día, tener el
tiempo que me demanda la concentración, que son por lo menos un par de horas de
dar vueltas.
C- ¿Sobre qué tema pensás que no vas a escribir
nunca? ¿Por qué?
Realmente no lo sé, no encuentro tema que no sea
interesante. Todo depende de por dónde y cómo se lo aborde.
D-¿Últimos tres libros que hayas leído y te
hubiera gustado escribir a vos?
No me pasa mucho eso de leer cosas y sentir que
me hubiera gustado escribirlas yo. Sí la de sentir “esta maravilla yo nunca
podría escribirla”: muy seguido. Y no sólo por carencia de talento, si no
porque creo que no podría con esos temas. En general, me sucede con novelas muy
luminosas. Me maravillan y me quedo preguntándome: ¿por qué no podré contar
algo con tanta luz? Así, de golpe, se me ocurre sólo un ejemplo: “Ada o el
ardor”, de Nabokov.
E-¿Estás escribiendo algo nuevo ahora? ¿Qué?
Dos cosas: un guión para una novela gráfica que
estamos haciendo con Iñaki Echeverría, basada en “Le viste la cara a Dios” (una
nouvelle que me editó Sigueleyendo.es el año pasado) y una novela bastante
compleja que trata, en el fondo, en el fondo y bien en la superficie, sobre el
sacrificio humano.
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