La ola que lee es un libro producto de un trabajo monumental de la compiladora, María Belén Riveiro, que abarca los artículos y ensayos breves que publicó César Aira en diferentes publicaciones (diarios, revistas, publicaciones digitales) desde 1981 en adelante.
El libro está dividido en tres secciones,
donde se aprecia el cambio en el foco de interés del autor y en las batallas
que elige librar.
En la primera parte (1981-1990) arremete contra
escritores contemporáneos, algunos que no son parte del canon (Ricardo Piglia, Luisa
Valenzuela, Ramón Plaza) y otros que ya están consagrados (Vargas Llosa, Carlos
Fuentes, García Marquez Jorge Edwards… autores del Boom) Las críticas están cargadas
de ironía y malicia, y mientras se leen se disfrutan, más allá de que se esté
de acuerdo con lo que sostiene. “Especie raquítica y malograda” llama a la
novela argentina. Pero no todo son críticas. También destaca, en lo que con los
años queda en evidencia es una de sus tantas operaciones, a autores como Manuel
Puig, José Bianco, Osvaldo Lamborghini (su maestro), Copi, Peyceré, Laiseca.
Sorprendentemente, también escribe un artículo donde alaba la literatura de
Cortázar (“el que nos enseñó a desconfiar de la realidad”), autor al que, décadas más tarde, se
ocupará de denostar (“el mejor Cortázar es un mal Borges”).
Los textos del segundo capítulo abarcan desde 1991 hasta 1999. Su contexto
es el mundo universitario. Revistas académicas (Tokonoma, El Boletín de
Estudios de Teoría Literaria, etc), charlas y conferencias dictadas en el
Centro Cultural Rojas y en la Universidad de Rosario. Tal vez sea la sección
más opaca del libro.
En la última sección, que va de 2000
hasta 2010, nos encontramos con un autor que ya es reconocido y traducido a
varios idiomas. Confiesa que prefiere releer a los clásicos antes que a los
contemporáneos, dada la brevedad de la vida y la extensa cantidad de libros. En estos años, se nota un
Aira más reflexivo y cercano a los clásicos de la literatura; así como también
al mundo del arte. Destacan los escritos
donde piensa su tarea como escritor y a la literatura como un corpus.
En estos artículos se aprecia el cambio
de postura de sus inicios, polémica y altamente crítica a veces, en contraste
con el tono reflexivo y menos confrontativo desde la década del 90 en adelante.
Como si hubiera decidido concentrarse en aquellos autores y artistas que realmente
le interesan.
En resúmen, La ola que lee funciona
como un muestreo de los intereses y preocupaciones intelectuales a lo largo de
cuatro décadas de uno de los principales escritores argentinos del presente.
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