No me considero un autor exclusivamente de género, ni considero que la literatura de terror sea una literatura de segundo orden. Tampoco soy un lector obsesivo de literatura de terror. Tengo lagunas inmensas, autores de terror que no he leído, o que he dejado de leer porque no me han gustado. Leo mucha ficción, y releo mucho también, y sigo escrupulosamente el consejo de Borges: no insisto en terminar de leer un libro que me aburre. Si no puedo entrar en el libro, dejo de leerlo sin culpa, sea de terror o no. El terror es, para mí, más una experiencia psicológica que la desenfrenada descripción de monstruos, carnicerías o torturas. Esencialmente, creo que el sentimiento del terror nace de lo que no vemos, aquello que, de alguna manera, queda siempre en la sombra, sin revelarse, incomprensible. El momento en que el narrador de “Funes, el memorioso”, el cuento de Borges, entra en el rancho y es recibido por la voz de Ireneo quien, desde la tiniebla, recita un párrafo en latín, me sigue produciendo más miedo que el sanguinario payaso de IT. En el cuento de Borges, ese momento abarca unas cinco frases, y seguramente la intención de Borges no era producir terror en el lector. King, en su novela, escribió mil páginas con el claro objetivo de aterrorizar a sus lectores. En mi caso, no lo consiguió.
B-¿Qué autores o artistas fueron y son sus influencias para su escritura? ¿Qué libros le dieron realmente miedo? ¿Por qué?
Los autores que me han influenciado son muchos. Podría citar a Poe, Melville, Kipling, Conrad, Flaubert, y entre los argentinos a Borges, Mansilla y Castillo, pero inevitablemente estaría siendo injusto con otros, que seguramente también tuvieron mucha importancia en mi formación como escritor. Y hablo de los que me han gustado, y de los que no, porque también podemos aprender, y mucho, de escritores que no nos gustan. Creo que los cuentos de Poe han sido siempre los que me han producido un miedo genuino, tal vez porque fue una de mis primeras lecturas y el recuerdo de la experiencia quedó grabado en mí de manera indeleble. “El entierro prematuro”, o “La verdad sobre el caso del señor Valdemar”, son quizás los cuentos de Poe que más me han aterrorizado, junto con el episodio de la resurrección de Lázaro, en los Evangelios.
C-¿Qué elementos considera que debe tener en cuenta
un escritor de género de terror hoy en día? ¿Considera que el género debe
renovarse, ve algún tipo de cambio a futuro?
Es una pregunta compleja, a la que no puedo
responder completamente. Pienso que el elemento primordial a tener en cuenta para
cualquier escritor, sea o no un escritor de género, pasa sobre todo por el
trabajo de escritura y, desde luego, el desarrollo de la historia que quiere
contar. Cuando leo un libro, necesito no solo dejarme transportar por lo que
cuenta, sino también por cómo está escrito; el ritmo de la prosa, la elección
de las palabras que utiliza el autor, cierta mesura en la descripción, me
parecen tan importantes como la historia en sí. Por otra parte, pienso que los
temas que definen a la literatura de terror seguirán siendo los mismos. Desde
ese punto de vista, no creo que vaya a producirse una renovación sustancial.
Son los miedos que apabullan al hombre desde siempre. En mi caso, podría decir
que es un único miedo desdoblado: el miedo a la muerte y el miedo al que
regresa de la muerte.
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