SANDRA GASPARINI
Es autora de Espectros de la
ciencia. Fantasías científicas de la Argentina del siglo XIX y
de Las horas nocturnas. Diez lecturas sobre terror, fantástico y
ciencia, entre otros ensayos. Ha publicado narrativa en antologías y
revistas, y en colaboración con Hernán Bergara, Inzombio y relatos
fantasmas. Es doctora en Literatura por la Universidad de Buenos Aires y
docente en esa institución y en la Universidad Nacional de las Artes.
¿Qué libro, autor o tipo de
literatura considera que está sobrevaluada? ¿Por qué?
En realidad creo que la
literatura en general está tan infravalorada actualmente en el mercado cultural
que me cuesta pensar en sobrevaloración. Digo literatura y no incluyo best
sellers u operaciones editoriales. Puedo indicar qué no me gusta en términos
generales, aunque pueda haber excepciones:
-antologías sobre un tema
coyuntural que reúna autores y autoras con un supuesto saber acerca de la
convocatoria
-obras completas/recobradas: incluyen mucho material de autores y autoras que fue dejado de lado por ellxs mismxs. Y, por lo general, merecidamente. Exceptúo ediciones críticas que, a la inversa, ponen en valor textos injustamente olvidados.
¿Qué libro, autor o tipo de
literatura considera que debería tener más atención o reconocimiento del que
tiene? ¿Por qué?
Es algo absolutamente
subjetivo: me gustan algunos géneros de masas como el terror y el policial (y
el fantástico, no tan “masivo”), que están en un buen momento dentro del
pequeñísimo círculo de lectorxs que conozco en Buenos Aires. Autoras como
Mariana Enriquez y Samanta Schweblin han tenido reconocimiento internacional
justo en el momento en el que, considero, han publicado novelas que no tienen
el carácter revulsivo de lo anteriormente editado. Diego Muzzio, Martín Sancia
Kawamichi y Leandro Ávalos Blacha tampoco salen de ciertos cenáculos, menos
Pablo Farrés, Ariel Luppino o Cesary Novek. Algunxs autorxs como Mariano
Quirós, Jorge Consiglio, Federico Falco, Vera Giaconi y Cristina Iglesia
practican un understatement que
ilumina el trabajo con lo mínimo y lo invisible, procedimiento que me atrae
muchísimo. Ahora están más a mano, pero también valoro mucho la narrativa, ya
en contexto latinoamericano, de María Fernanda Ampuero, Liliana Colanzi, Mónica
Ojeda y Fernanda Melchor y, en el ámbito local, de Agustina Bazterrica y
Dolores Reyes.
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