por Maximiliano Guzmán
Hacer literatura en las provincias insultantemente llamadas del “Interior” es, sin ir más lejos, un salto de fe, una utopía, más si se pretende ser bien recibido en Capital Federal, llevando bajo el brazo la obra.
Escribir desde un pequeño pueblo (en el interior del interior de una provincia) o en la ciudad capital de una provincia del interior, exige ante la realidad, saber que hay pocas posibilidades de tener una publicación adecuada, siendo principalmente el problema la falta de editoriales, que incluye la falta del consenso de estás editoriales provincianas con los distribuidores de libros que residen en Buenos Aires. Esto genera que las publicaciones que se den en el plano de las diferentes provincias (exceptuando Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires) tengan un recorrido y un destino pedregoso.
Mientras más un autor de provincia se aleja de La Capital Federal, su obra más se ve ensombrecida y perdida en anaqueles, cajas y memorias de páginas sin lectores.
En principio el hecho parte de la distancia que hay hasta los lobby literarios y editoriales que se manejan en Buenos Aires. Con un poco de suerte, algunos autores provincianos han llegado a tener la posibilidad de publicar en editoriales porteñas y establecer con humildad, una sentida oportunidad de prevalecer en el “Ambiente Literario” y triunfar.
Pero para los triunfos y éxitos se debe dar exilio y emprender la tarea demagoga de arrodillarse ante el lobby. Ser ante todo un autor que aspira al centralismo porteño y no a la provincia donde pertenece y donde nació su obra.
Es allí donde “El Autor Provinciano” se convierte en una especie exótica lanzada para la feria de egos y banalidades del Ambiente Literario Porteño. Un exótico con tonada diferente a la porteña, avanzando desprovisto de su origen, recreando la pantomima de su origen.
LOS EXÓTICOS LITERATOS CON SUS CADENAS SONRÍEN.
A finales del siglo XIX y principios del XX, en Europa y Estados Unidos se iniciaron los Zoológicos Humanos.
El Zoológico humano se erguía en ferias estatales como la de St. Louis o ciudades capitales como París, Múnich o Londres.
Debido a los imperios coloniales de la época, los seres humanos no Europeos de los países colonizados eran puestos en barcos con fines científicos, de precariedad laboral y de entretenimiento por las élites gobernantes y empresarios que resurgían con las nuevas industrias.
El entretenimiento se encontraba para las masas en un principio en las ferias estatales y exposiciones donde los gobernantes de las ciudades exhibían los descubrimientos científicos, las nuevas maquinarias tecnológicas y el poderío de la nación con construcciones hechas para la época. Allí se originaba el lugar propicio para mostrar como si fuesen animales a extranjeros provenientes de Asía, África, Oceanía, Centroamérica y América del Sur. Extranjeros que eran de orígenes nativos de estos continentes.
Encadenados, a veces enjaulados, otras veces exponiéndose con sus ropas autóctonas y saludando a la gente, esperando un penique o centavos de dólar, el exótico nativo de “otras tierras” hacia su gracia, hablando en su idioma o mostrando su físico y color propio de su etnia. Pero ante todo y como regla general, el exótico del zoo humano debía ser diferente al blanco europeo (o proveniente de Europa), y para eso, reescribiendo la historia, los exóticos del zoo debían comportarse como salvajes.
En la literatura argentina nucleada en Buenos Aires con sus editoriales y grandes cadenas de librerías, podemos observar cómo se lleva a cabo el mismo acto étnico que enumera, encolumna y festeja con pesos, un zoológico cultural y creativo a nivel literario donde los autores provincianos para ser reconocidos o ser iluminados por las editoriales deben exiliarse de sus provincias para entrar en el sistema literario nacional y codearse, bajarse los pantalones o conversar en un auditorio, universidad o Feria del libro con los autores consagrados (y no tanto) que se mantienen siendo nombrados y renombrados en suplementos, traducidos y con participaciones en ferias internacionales, algunos inclusive, siendo boom de ventas de manera pasajera. Estos autores provincianos para pertenecer a ese estrecho conventillo de creativos, militantes e intelectuales, trabajan para que su obra contenga las delicias del ambiente literario porteño y muestre injustamente (y de manera mentirosa) las vivencias que suceden en el Norte, en el Litoral, en el Sur patagónico o en el medio centro Cordobés-Santafecino. La obra constituida en gracia en la mayoría de los casos carece de bondades, acciones humildes, solidaridad entre hermanos y pueblerinos, para mostrar brutalmente la violencia descarnada, la traición, el incesto o el asesinato como moneda corriente, lo cual también sucede en Buenos Aires pero que, por elementos de índole geográfico, resultan más atractivos cuando sucede en un pequeño pueblo o al lado de un río. Por aquí parte el entretenimiento zoológico para los parteners que juegan sus cartas en el ambiente literario porteño y deciden los cánones y ejecutan o ensalzan a autores a piacere.
En estos casos puntuales tenemos autores de renombre que han sido exiliados y se muestran en las ferias abrazando a sus captores como al cordobés Luciano Lamberti, un autor con una obra destacable, que comenzó en pequeñas editoriales (Editorial Tamarisco y Nudista) y pudo dar el paso a las grandes cadenas de librerías firmando para la gran editorial de Penguin. Otro caso es Federico Falco, también cordobés quien publicó su primer libro en Ediciones Recovecos, editorial cordobesa y fue expandiendo su obra hasta llegar a Eterna Cadencia (Editorial Porteña) para recaer en Anagrama donde publicó su última novela.
De Córdoba nos podemos trasladar a Chaco.
Mariano Quirós es otro escritor que se sirve en bandeja en el Zoo literario nacional.
Quirós es un autor chaqueño, nacido en Resistencia que a base de premios fue forjando su obra. Obra siempre establecida en los parámetros geográficos de su tierra natal.
Quirós escribe sobre Chaco y vive en la alocada ciudad de Buenos Aires. Su obra se traslada desde las selvas y los parajes desiertos y difíciles mientras contempla edificios y Shopping.
La vivencia sirve para escribir, es siempre beneficiosa pero las provincias de orígenes no pueden ser enaltecidas, más bien, se impone y se justifica su marginalidad de “Interior”.
Y en el Interior todo se vuelve “salvaje”. Como se pedía específicamente a los extranjeros en las ferias y circos allá por los finales de 1800.
Selva Almada, una autora que defiende de manera contraproducente su origen en la provincia de Entre Ríos, alumna del gran Laiseca, ha elaborado una obra digna que revela está misma trama, personajes de orillas, de ríos, de campo y pobreza. Sus primeras publicaciones se dieron en el ámbito de Buenos Aires, porque reside allí desde hace mucho tiempo. Militante de las literaturas de provincias, hoy en día tiene una librería llamada Salvaje Federal, en Buenos Aires, que pretende con entusiasmo mostrar las literaturas de las provincias con sus autores, permitiendo la venta de libros de editoriales provincianas. Hasta aquí, todo muy bonito, pero volvemos al Lobby. Cada libro en Salvaje Federal es discretamente seleccionado. No todos participan ni todas las voces se escuchan. La librería Salvaje Federal abre la posibilidad de conocer autores de provincias. Eso es positivo, pero la selección siempre es delimitada y limitada, ejerciendo un poder de facto en su intención de promocionar la literatura de provincias siendo muchas veces la selección impuesta a una literatura con características de banderas ideológicas como el feminismo y el LGBT, además de la marginalidad siempre presente para recordar con énfasis que en las provincias todo es peor.
Estos autores sirven desde un génesis cultural como ejemplo para centrarnos en el Zoológico Literario. La cultura nacional se pervierte ante la idea de que la nación está en Buenos Aires. Si uno no es de la gran ciudad, puede verse hasta que carece de derechos como argentino. No es una broma, los tramites más complejos deben hacerse en Buenos Aires, (así ya sea de forma telefónica o desde internet) ya que en las provincias -algunas azotadas por las malas políticas de sus gobiernos de turno y malos manejos a nivel cultural y económico- terminan desoladas, obligando a tramitar y documentar en Capital Federal.
Esto no es un tema menor a la hora de entender porque al gusto del consumidor en el zoológico literario, se prevé y se enfatiza en “lo salvaje” de la literatura que pueden brindar los autores de provincias. Otras vivencias, otra manera de vivir, otra cultura, la misma y vomitada trama malaventurada de la marginalidad, la pobreza y el deterioro social de la que Buenos Aires oculta y hace desaparecer en tramas y argumentos mínimos al mejor estilo de Raymond Carver o John Cheever. Tramas mínimas, historias de infelicidad de clase media, de edificios altos, de malestar de country club o departamentos en el centro de la ciudad o casas comunes en barrios de medianeras, que resuenan más si están más cerca del Obelisco.
NACIDOS Y CRIADOS.
La federalización, el dulce encanto de una utopía idiota.
En Argentina no sucede como en Norteamérica o Europa, donde los autores provienen de cada rincón de sus provincias y estados, de pequeños y alejados pueblos hasta ciudades diminutas o campiñas. En otros países los autores nacen, crecen y mueren en su lugar de origen o se trasladan a otras ciudades que no respectivamente son ciudades capitales.
Stephen King, nacido y criado en Maine, aún vive con su familia allí.
James Ellroy o como le gusta ser llamado “El Perro del diablo”, autor de novelas policiales bestsellers como “L.A Confidencial”, “La Dalia Negra”, “Jazz Blanco” nacido en Los Ángeles, pasó su vida por diferentes Estados, radicándose hoy en día en Denver.
George R.R. Martin, el aclamado autor de la Saga de Games of Thrones, nació en Bayonne, New Jersey, fue a la Universidad en Evaston (Illinois), trabajó en Iowa y actualmente reside en Santa Fe (Nuevo México).
En el caso de los europeos:
Thomas Bernhard, autor de “Corrección”, “El malogrado”, “Hormigón” entre otras, nació en Holanda, pero desde niño fue cuidado en Viena por sus abuelos y se lo considera austriaco.
Coetzee, autor de "Infancia", "Desgracia" y otros, nació en Sudáfrica y se trasladó hacia Australia, lugar donde reside.
Samuel Beckett, autor de “Esperando a Godot”, “Molloy”, “El innombrable”, “Malone Muere”, etc., nació en Irlanda y se trasladó a residir en Francia.
Autores reconocidos internacionalmente que no tuvieron que ir hasta la Capital de su país para conocer las mieles del éxito, en cambio, pasaron por diferentes ciudades y/o países hasta establecerse en sus hogares lejos de la Capital.
OID LAS VOCES DE LAS PROVINCIAS
Autores de provincias que viven en sus provincias y hacen de su lugar, su hogar y su obra.
Voces que no quieren callar a pesar de las distancias, que honran la tierra, su origen aun sin ser “Autores Regionales” (En otro momento tocaremos ese tema), buscando consagración, visibilidad y lectores de su obra. Yendo en contra marea. Autores que se trasladan de un lado a otro sin arrodillarse para los aplausos en Buenos Aires.
Autores que escriben en provincias y desde las provincias.
Tenemos al poeta catamarqueño Daniel Álvarez con una obra magnifica, ha publicado, entre otros, los siguientes libros: "Pueblo y rebelión" (Aifa), "Vuelo onírico" (Aspaviento), "Sueños encajonados" (Phawey) y "Pájaros de aguardiente" (la perniciosa ediciones) y pronto "El mar" (editorial vórtice) de chile. Dirige la página web de cultura La tuerca andante, residiendo en San Luís.
Tenemos también a Federico Rodríguez de Rio Grande (Tierra del Fuego), autor de "El Origen del Viento" – junto con Omar Hirsig y Germán Pasti - (Editorial Viento de hojas), "Zink City" (La Editora Cultural), entre otros, que además es cineasta y guionista, reside en Tierra del Fuego y su obra narra desde lo contemporáneo a los histórico la vida patagónica, yendo hacia mucho más allá.
En Tucumán nos encontramos a Federico Soler, autor de "Las Chupilas" (Lago Editora), una antología de cuentos que con la fuerza necesaria muestra los procesos más escandalosos que el humano puede abordar desde su psiquis y fuera de ella.
Un autor de vasta trayectoria es Cezary Novek, nacido en Entre Ríos, radicado en Córdoba, tiene una gran obra publicada, siendo sus comienzos en El Vaso Ruso para después hacer frente a múltiples publicaciones entre las que se encuentran "La configuración del silencio" (Contamusa, 2018; Austrobórea, 2019; Yammal, 2021); "Alguien te busca" (Yammal, 2021) y "El veneno siempre está al final" (Zona Borde, 2021). Autor de innegable calidad e imaginación.
Y no hay que olvidar a Héctor Tizón, nacido en Yala, provincia de Jujuy, autor de "Luz de las crueles provincias", "La mujer de Strasser", "Extraño y pálido fulgor", "El viejo soldado" (escrito en el exilio, publicada en 2002), "La belleza del mundo", entre otros, además de una buena cantidad de cuentos, utilizando la puna como inspiración y fuente para sus obras, falleció en Jujuy, después de haber vivido en Salta, La Plata, México y Milán.
Otro autor emblemático de nuestras literatura es Manuel Puig, nacido en General Villegas, se formó como cineasta y partió rumbo a Italia para después radicarse temporalmente en Roma, París, Londres, Estocolmo, México, Nueva York, Río de Janeiro y Cuernavaca, siendo Cuernavaca su último y definitivo hogar. Autor de "Boquitas pintadas", "The Buenos Aires Affair", "El Beso de la mujer araña", "Pubis Angelical", entre otras, además de guiones cinematográficos, forjó su carrera lejos de la Capital, lejos de Buenos Aires.
Y es aquí cuando empezamos a darnos cuenta de la importancia de las editoriales de provincias que apuestan por un autor.
¡APUNTEN, DISPAREN!
Y son las editoriales de provincias las que conforman los nacimientos de los autores que van a iniciar su recorrido -más largo o corto- en la vida literaria.
Las editoriales de provincias juegan un papel fundamental en la carrera de los autores de dichas provincias que esperan su momento para tener una publicación que los lleve a la mano amiga de los lectores. Las editoriales de provincias apuestan aún en tiempos de crisis por esos autores que llaman la atención, que tienen una voz distintiva y pueden hacer fuerza desde la provincia para ir sin fronteras. A veces, teniendo que agachar la cabeza ante el "Ambiente Porteño” para obtener algún beneficio, porque así lo demanda la picadora de carne.
Entre las editoriales de provincias, que son muchas y de gran calidad y compromiso, tenemos a: Falta Envido Ediciones de Tucumán, una editorial comprometida por dar nuevas voces federales, habiendo publicado Casas Remotas, una antología de cuentos con las mejores escritoras contemporáneas del NOA entre las que se destacan autoras como Paula Bustos Paz, María Silvia Diaco, Lucila Rosario Lastero, Diana Belaustegui y Meliza Ortiz.
Podemos sumar a Falta Envido, a Hermosa Cena Editorial de La Rioja que publica narrativa y poesía y cuenta con libros como Los Malhabidos de Victoria Baigorri y Reivindicando a Piscis de María A. Palacios.
En Córdoba encontramos a Caballo Negro Editora, una editorial que apuesta muy fuerte publicando y traduciendo obras de Cesare Pavese además de autores argentinos contemporáneos como Una voz muy lejana de Daniel Moyano o la obras poéticas: Cyborg y Guadal de Elena Annibali.
En los parajes de Catamarca encontramos a la Editorial Maíz Rojo que ha compilado una antología llamada “Veintiuno por veintiuno, Narrativa catamarqueña hoy” con los Autores Catamarqueños contemporáneos más destacados entre los que se encuentra Rodrigo Ovejero, Celia Sarquís, César Vera Ance, entre otros.
Tenemos también a Editorial Castro & Sahilices con sus ediciones no convencionales que opta por el federalismo desde los confines de la Patagonia con su revista Salvaje Sur, donde se destaca la narrativa western y gauchesca escrita por autores federales.
Una novedad dentro de lo federal y provincial que surge y apunta alto es la revista Clarice radicada en Córdoba que publica cuentos de autores federales y ha publicado en su segundo número todos los cuentos del entrañable Carlos Busqued.
Y hay más editoriales poniendo su impronta y buscando a esos autores distintos, diferentes, únicos que llenen las páginas de mundos posibles e imposibles, capaces de traspasar las fronteras y pelear mano a mano contra el exilio que pone en vilo a los autores hacia Buenos Aires para corresponder al Zoológico literario.
Porque la literatura argentina no pertenece solamente a Buenos Aires.
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