GUSTAVO NIELSEN
a) ¿Cuál es tu opinión sobre la autoedición o "edición de autor"? ¿Te autoeditaste alguna vez?
No le veo nada malo a las ediciones de
autor, pero nunca me autoedité. Empecé a publicar a los 32 años, bastante tarde
para la pretensión actual de publicación. Nunca me pareció importante el tema
de sacar un libro, aunque me guste ver mis libros ordenados en la biblioteca. Y
publiqué en grandes editoriales como Alfaguara y Planeta, y en editoriales independientes
como Interzona u Obloshka.
No me considero un buen crítico de mi obra
escrita, por eso suelo enviar mis originales a concursos, para que otros
decidan. Mientras espero, sigo corrigiendo. Creo que para autoeditarse hay que
tener bastante autoestima, mucha más de la que yo tengo cuando dibujo por el
placer de dibujar, o escribo porque me gusta.
El tema de la edición está sobredimensionado.
b) Cuando
llega a tus manos un libro que es una edición de autor, ¿lo abordás con algún
prejuicio?
Varias veces fui jurado del Premio Municipal de Literatura, al que llegan cantidad de libros autoeditados. La mayoría corresponde a este modo de publicación. Muchos de ellos son ilegibles, pero también llegan algunos de editoriales prestigiosas que tampoco se dejan leer. Algunos premios y menciones que dimos el último año fueron para libros de autoedición de editoriales pequeñas. No suele ser la norma, pero publicar en una editorial pequeña subvencionando parte o la totalidad del pago no es necesariamente una mala garantía. Ni salir en una editorial de renombre da tampoco muestras de un gran nivel literario. Publicar un libro es una especie de milagro que casi nadie tiene voluntad de esperar a que ocurra espontáneamente, o porque te llaman. Ni les cuento en un país como el nuestro, con picos de inflación, faltas de papel y crisis cíclicas. ¡Dificilísimo! A veces la ansiedad puede derrotar a la espera. Nunca me pasó, pero es entendible.
¿Nos
podés dar algún ejemplo de algún libro autoeditado que recomiendes?
Podría, pero no lo voy a hacer. Lo que importa es que el libro sea bueno, no la guita que salió o quién lo pagó. Los efectos de compraventa no deberían tener injerencia literaria. Son infidencias, detalles de los que un jurado o un amigo de un escritor puede enterarse, siempre olvidables si el libro es interesante.
c) Fuera
de las diferencias que suelen haber en tirada, distribución y prensa, ¿nos
darías tu punto de vista de por qué se considera "más seria" una
edición en la que el autor no paga por ser editado?
La respuesta es sencilla de contestar: es
más seria porque al menos le gustó a alguien que no es ni tu mamá, ni tu novia,
ni tu amigo. Hubo un lector calificado que la seleccionó, a veces varios. Si es
elegida en un concurso, la publicación será aún más seria: el manuscrito habrá
pasado por un jurado de preselección y tal vez un jurado de honor, de colegas
escritores.
Cuantos más especialistas acepten tu manuscrito, tendrás menos responsabilidad sobre el objeto que pusiste en las vidrieras, y menos malestar de conciencia por el árbol o los árboles que hubo que tirar abajo para publicarte.
¿Es
tan importante la figura del editor?
Digamos que solamente cuando logra trabajar
de editor. Hay cantidad de casos de selección de libros por amiguismo, negociaciones
de agentes, modas y acomodos varios. El pacto de edición muchas veces depende
de condiciones que son frágiles, vanas, ajenas a los textos.
El editor más profesional que conocí fue al
uruguayo Fernando Esteves, de Alfaguara.
Lo importante de nuestro oficio de
escritores es hacerlo cada día mejor, con más ganas e ideas. Y corregir,
corregir, corregir. La felicidad está ahí. Lo demás es ego, mercado, relaciones
públicas: un plomo remachado.
2 comentarios:
A veces hay que leer cada pelotudez, Marcel Proust se editó Por el Camino de Swann, con eso está todo dicho, aunque es comprensible que, en un país como el nuestro, donde lo importante es a ver quién la tiene más larga, se debata si publicar por Planeta o pagarte tu libro por editorial Mongaurelio, define la calidad del libro... donde, además, no sólo hay que sortear una supuesta calidad literaria, sino la subjetividad, las tendencias, lo ideológico, el amiguísmo...
De todas maneras, los casos de Proust, Wolf o Borges que se nombran en otras respuestas al cuestionario, son una trampa: pocas veces sucede ese nivel en un autoeditado. Digamos que son las excepciones a la regla.
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