LEONEL GIACOMETTO
a) ¿Cuál es tu opinión sobre la autoedición o "edición de autor"? ¿Te autoeditaste alguna vez?
Cedo a la mano alzada apenas leo la intro y las dos primeras preguntas y voy como me sale, y voy hacia dónde me lleva esta cuestión. Hay dos palabras que desde hace años a mí me dan vueltas en la cabeza, pero no como algo que no puedo dejar de hacerlo y/o o sacármelo del derrotero mental, sino más bien cuando aparecen, por ahí, esas dos palabras: una es “autoficción”, muy de ser teatral deconstruido por la literatura tardíamente; la otra es “autoedición”. Y no, más allá de los enormes deseos como nubes que uno siempre mamó desde, a veces, antes de escribir, o saber hacerlo; los avatares de los formatos de mi escritura, a dramaturgia, los relatos por ahí, los concursos ganados con ediciones de cultural oficiales, me llevaron a, de algún modo, calmar ese grito que sentí al darme cuenta, pasados los 40, el caos de mi escritura editada.
b) Cuando llega a tus manos un libro que es una edición de autor, ¿lo abordás con algún prejuicio?
Sí.
¿Nos podés dar algún ejemplo de algún libro autoeditado que recomiendes?
El desierto y su semilla, de Jorge Barón Biza (Córdoba, 22 de mayo de 1942-Córdoba, 9 de septiembre de 2001), de 1998, cuya primera (auto) edición pagó de su bolsillo y salió a través de la Editorial Simurg de Buenos Aires.
c) Fuera de las diferencias que suelen haber en tirada, distribución y prensa, ¿nos darías tu punto de vista de por qué se considera "más seria" una edición en la que el autor no paga por ser editado? ¿Es tan importante la figura del editor?
Yo no puedo responder a esa pregunta sin dejar de correr al editor, o, más bien, poniendo en ese rol a una persona que también podría ser, con fondos o sin fondos, un psicótico a la caza de un soñador, quien puede que encuentre su realización en alguien que, con una editorial con fondos, te asegure el rumbo y el destino de lo venidero tuyo en cuanto a tu escritura. Yo nunca sé qué quiero escribir. Yo nunca, ahora, desde la dramaturgia, asegurar que no me genera una inquietante latencia saber que, por ejemplo, tengo un a obra editada tres veces en papel y las tres veces no son, literalmente, la misma partitura textual. Aunque las tres son la misma obra. Esto es un tema, sobre todo para el que viene de la escritura y se mete en el teatro. Eso me pasó. Y descubrí cuán difícil es escribir porque descubrí cuán difícil es actuar. Y, ya que estamos, antes de cerrar, en el teatro, con este tema de la seriedad o no de una edición paga, no tanto esto último, sino, me di cuenta, sobre toda la mampostería teatral, sostenida en el cuerpo humano, hay una especie de seguridad, que siempre funciona con doble filo, en el hecho del papel donde está la obra dónde escrita que subyuga y a veces condiciona toda la actuación en general. Ahí, dónde lo primero que uno pone en jaque es, no el disvalor de la palabra, escrita o no, sino el poder del lenguaje.
http://www.alternativateatral.com/persona13482-leonel-giacometto
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