EL MODELO (de Robert Aickman), por Diego Gentile

EL MODELO
de Robert Aickman
Adriana Hidalgo, 2023
por Diego Gentile 

Es notable y un poco inquietante cuando un escritor conocido se propone desafiar nuestras expectativas, abordando nuevos temas, estrategias y preocupaciones estilísticas. Tales aventuras no siempre son felices, pero el riesgo en sí es entretenido. Y cuando a pesar de estas aventuras se alcanza el éxito, se proporciona una prueba convincente de maestría literaria.

La historia exitosa en este caso es El modelo, de Robert Aickman, publicada póstumamente. Aickman, que murió en 1981, era muy apreciado como escritor de historias de fantasmas. El modelo es una novela muy corta y muy extraña, no una historia de fantasmas, sino fantasmal, que parece brillar desde un pasado literario espectral.

Es la historia de una niña llamada Elena, que crece en un pueblo aislado donde su familia pequeño burguesa ha caído en tiempos austeros. Su mejor amiga, Tatiana Ivanovna, cree que Elena podría ser tanto descendiente de gitanos, de la nobleza, de las hadas o de los espíritus. Elena considera esto seriamente. Aunque es demasiado pálida para ser gitana,  considera que le quedan las otras posibilidades, y muchas otras.

El libro está escrito con una ingeniosa impostura de Aickman: el estilo narrativo, algo inocente, debajo del cual reside una sabiduría irónica y encantadora.

Todo comienza cuando los von Meyrendorff, amigos de la familia, le regalan a Elena una novela titulada Las corifeas de la pequeña cava. Frau von Meyrendorff reconoce que si bien el tema puede ser complejo para una joven, Elena no siempre lo será.

El librito, que habla de una compañía de jóvenes bailarinas, lanza a Elena a un estado de deseo impracticable que es su primera prueba de la adolescencia. Cuando un hombrecito grotesco se presenta con una caja de figuritas de madera, parecía como si ella casi lo estuviera esperando. Viste a las muñecas con diminutos disfraces y las coloca en un teatro de ópera en miniatura, su "modelo". No hay vuelta atrás ahora; la fantasía ha tomado forma material. Los mundos separados de Elena comienzan a interponerse: el mundo en miniatura de la modelo, el mundo ficticio pero muy adulto de Las corifeas, y el mundo cada vez más peculiar de la vida cotidiana.

Elena decide irse de casa, como debe hacerlo una heroína, para buscar fortuna en el ancho mundo. Pero el mundo resulta, por supuesto, ser un poco más amplio de lo que ella podría haber anticipado. Elena lo enfrenta valientemente, pasando por extraños encuentros (por ejemplo, con un oso al que no le gustan los rábanos) y aventuras que nadie, si su gran amiga Tatiana, podría imaginar. Se enfrenta a amplias y, a menudo, aterradoras posibilidades. Y deja su infancia para siempre atrás.

Pero esto no es un cuento de hadas que cumple con los requisitos para serlo. Así como la prosa de Aickman va más allá de la tradición romántica que evoca, las aventuras de Elena son inquietantemente agudas: a veces desconcertantes, a veces bastante divertidas, a menudo se aproximan a  los profundos temores que acarrea el futuro por venir.

El modelo le debe tanto a Kafka como a Hoffmann. Aickman ha aprovechado al máximo esa venerable metáfora, "la magia de la infancia". Pero ha pintado esa magia con un tono ambiguo: ni negro ni blanco, sino un gris crepuscular del siglo XX.




No hay comentarios.:

LECTORES QUE NOS VISITAN