DE PUNTÍN (Cuentos 4), (Antología) por Nicolás Correa

DE PUNTÍN (Cuentos 4),
(Antología)
Mondadori, 2008
por Nicolás Correa


En la presente antología, el deporte más famoso del mundo, es tomado como eje para el trabajo del escritor. El fútbol es engranado en diversas historias y situaciones que entregan un espectro mucho más rico que lo que el solo juego simboliza.

El carácter social y la interacción de hombres y mujeres entorno a esa práctica social hacen que la presente antología sea rica en muchos aspectos, y en otros alejada de la realidad, del juego en sí, pero allí se instala el trabajo del escritor, no en la veracidad de los actos sino en la diseminación de la imaginación y el trabajo a partir de allí.


No es cuestión de ejercer una mimesis, tampoco es cuestión de hablar solo de fútbol sino que se plantea una buena excusa para trabajar la sociedad en sí.

Un partido muy largo
La cancha no se camina, la camiseta se transpira, en la cancha se ven los pingos, los goles que no se hacen en un arco se hacen en el otro. El partido que juega la antología De puntín apela al alargue. Sí, el partido va más allá de los noventa tradicionales y es necesario dar algunos trotes más dentro de la cancha. Desde Pablo Alí a Diego Grillo Trubba, cada uno de los escritores, pelota en mano, sale a jugar su partido particular.

La trampa asesina en el cuento El sudoeste de Incardona o el partido personal de una mujer con su marido, en el texto de Ariel Magnus, o en Dios apreta start de Leandro Custo y así en el resto, el fútbol es tomado en sus distintas expresiones. En el texto de Incardona, un partido fuera de lo común, en el caso de Magnus, un partido que se juega día a día en la cama y en el caso de Custo, un partido con la vida. Los tres encaran por su cuenta, como mejor les sale, y lo hacen bien. Romina Doval nos enseña de la herencia en las pasiones futbolísticas y Grillo Trubba un par de partidos que tiene un sabor amargo, la traición. Alejandro Parisi, en tanto, expone el desarraigo y la adaptación en tierra extranjera.

En todos los cuentos de la presente antología, los escritores proponen algo más que simples líneas sobre un partido. No son escenas sueltas al azar, sino como un dispositivo que se filtra en el ceno de la sociedad y lo codifica a través de la globa. El dispositivo Fútbol funciona como canalizador de la cultura popular, rescatando las diversas relaciones que se pueden establecer a partir de ciertos detalles: una cancha, un colectivo donde viajan simpatizantes, la herencia de un club, el desarraigo y diversas pasiones que encierran las historias. El partido se extiende. Alargue y tal vez, definición por penales.

Serie de penales
El arquero salta en el lugar. Mueve los brazos. Se inclina al palo derecho y luego al izquierdo. Está esperando. Los cuentos atraviesan la geografía social, dando cuenta de problemáticas que se resuelven en la práctica del deporte que ha convocado a la antología. Así en el cuento de Alejandra Zina, se nos muestra la relación de un grupo de hinchas con el resto de un colectivo y el código en que se presenta esa relación.

El arquero se vuelca al costado derecho y la pelota le pasa debajo.
El dispositivo Fútbol en esta serie de textos, nos permite avanzar una instancia más en la lectura, descubrir lo que el juego en sí entraña y no esta dicho. Cada uno de los escritores se encarga de tomar una posición en la cancha y desde allí ejecutan. La sociedad queda al descubierto por culpa de una pelota.

Recostada sobre el palo derecho del arquero, la pelota besa la red.
El escritor expresa de formas distintas, la pasión de toda una cultura futbolera, de algo que va más allá de la literatura y el juego en sí. El autor es el encargado de poner en funcionamiento el dispositivo Fútbol y entregarlo para su recepción. Tarea no menos inquietante.

El resultado no es lo de menos
El conjunto de textos que concretan De puntín, tiene en común no solo al deporte, sino una generación de escritores que se plantean (o lo intentan) como codificadores culturales. Son parte de un proceso social que toman y devuelven en pequeños fragmentos de la película social. Como un rompecabezas infinito, el partido se extiende más de la cuenta y ya no hay tiempo capaz de medir. En la cancha ha quedado lo mejor de cada jugador (escritor).

La pelota no se mancha, la literatura sí.

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