HOTARU (de Sancia Kawamichi), por Federico Rodriguez

HOTARU
de Sancia Kawamichi
Del Nuevo Extremo, 2014
por Federico Rodriguez


El género policial se impuso en los últimos años en Argentina (y parece que en gran parte del mundo) de la misma manera en que hace unos años se habían impuesto los vampiros (feos, lindos, jóvenes, que salían al sol, que vivían de noche, que eran mezcla de hombres lobos, que intimaban con licántropos, etc, etc) ¿Es una moda? Hay que descreer de ciertas "modas", ya que el policial es un género que desde Edgar Poe hasta hoy, cosechó más de un clásico literario, dio autores inolvidables y también olvidables, y es un género que nunca desapareció y siempre tuvo sus lectores fieles. El hecho de que ahora sea más respaldado editorialmente, no quiere decir ni que el policial hubiera estado muerto ni que este fenómeno editorial sea simplemente una moda impuesta. 

De todo esto da constancia el BAN! (Buenos Aires Negro), un ciclo anual con sede en el Teatro San Martín que, con varios días de duración, sirve de muestrario de lo más destacable de la literatura policial y negra que se está escribiendo y publicando en Buenos Aires y otras partes del mundo. La Editorial Del Nuevo Extremo organiza un concurso dentro del marco del BAN!, y el ganador de este año ha sido Sancia Kawamichi con su hiperviolenta y delirante novela Hotaru.

Algo de la biografía del propio autor se cuela en las páginas de Hotaru. Por un lado, la ascendencia japonesa de parte de su familia paterna: (Su abuelo era un japonés tintorero que también se dedicaba a participar en peleas callejeras en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires) Ese abuelo tan particular se refleja en la ficción de Hotaru. También hay geishas, luciérnagas y cierta fatalidad japonesa que le dan un toque extravagante a la novela. 

Por otro lado, también existen elementos vernáculos que aportan a hacer de Hotaru un policial fuera de lo común: viejas que añoran el regreso de Peron, montoneros, clandestinidad y violencia. Un secuestrador que es uno de los personajes más perdurables de la novela, por una característica: tiene miedo de exigir el rescate. 

En qué medida Hotaru tiene destino de clásico del género o no, es algo que solamente el tiempo dirá. De a momentos es abrumadora la cantidad de cosas que ocurre, y quizá el lector tenga demasiado para asimilar. No es recomendable para almas sensibles y estómagos flojos, lo cual, tratandose de un policial negro, es todo un elogio. En definitiva, Hotaru es un policial clásico y a la vez no, cargado de humor negro y coloreado de sangre. ¿Qué más se puede pedir?



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