LA MARAVILLOSA VIDA BREVE DE OSCAR WAOde Junot Díaz
Mondadori, 2008
por Joaquín Linne
Mondadori, 2008
por Joaquín Linne
En 1996, Junot Díaz había publicado con buena repercusión de la crítica, Los Boys, un volumen de cuentos sobre la vida de los dominicanos en Estados Unidos. El año pasado publicó un capítulo adelanto de esta novela, Wildwood, en la antología del Hay Festival sobre los 46 escritores más relevantes de América Latina. Como su narrativa, el personaje Junot Díaz parece pivotear con habilidad entre su ser latinoamericano y su ser norteamericano (es, de hecho, el único escritor que participó en esta antología de ‘los 46’ del sur, y, a su vez, en la antología de Granta sobre los mejores narradores jóvenes norteamericanos). Para terminar de consolidar a Díaz, llega, doce años después de su primer libro de cuentos, este esperado debut en el género novela: un relato diseñado para ser un latin-american best seller y a la vez un éxito de crítica. Como un auster chicano, Díaz atrapa al lector desde las primeras páginas y ya no lo suelta, en el medio le da un curso básico sobre historia dominicana a través de las notas al pie para que no sienta que pierde el tiempo y cada cierta cantidad de páginas lo emociona con alguna peripecia en la educación sentimental de una familia de dominicanos –tozudos pero con corazón, diría Junot- que vive entre su país y el gran país del Norte.
“Desarrollaron el hábito de hablar por teléfono un par de veces a la semana, en realidad acerca de nada, pero dándole nombre a las cosas cotidianas; la primera vez, fue ella quien lo llamó a él y se ofreció para llevarlo a la clase; la semana siguiente, él la llamó a ver en qué estaba. El corazón le latía de tal manera que pensó que se iba a morir, pero ella contestó como si nada. Oye Oscar, escucha esta mierda que me hizo mi hermana, y así siguieron, cotorreando como siempre. La quinta vez que llamó, ya sabía que ella no lo iba a rechazar. Era la única muchacha, aparte de las de su familia, que le hablaba de su período, que le decía en confianza, Estoy sangrando como un cerdo en el matadero, una confesión sorprendente en la que pensó y repensó mil veces, convencido de que debía tener algún significado.” (p. 46).
La maravillosa vida breve de Oscar Wao (Premio Pulitzer y Nacional Book Critics Circle Award 2008, y elegido mejor libro del año por Time y New York Magazine, como aclara la tapa de Mondadori), cargosea con su catarata de premios y elogios de la prensa especializada, y con el novedoso privilegio de ser el libro más publicitado en banners de blogs literarios argentinos. Si bien trae todos estos laureles del mercado que hacen desconfiar, podemos decir que es una novela entretenida y, en segunda medida, interesante. Pese a sus trescientas páginas y a su por momentos excesiva corrección política, y a ser en algunos pasajes demasiado explicativa y didáctica, La maravillosa vida breve…, convence a fuerza de un ritmo ágil y musical, llevado una prosa vital y disfrutable que mezcla el post-boom, la tradición norteamericana, la reinvidicación de la identidad latina y el relato colectivo, La maravillosa vida… es también extensa y dinámica en su abordaje sobre la vida de los dominicanos al interior y al exterior de su patria, más específicamente en sus constantes viajes entre Santo Domingo y Nueva York. Con gran capacidad para reproducir el tono y el habla de los dominicanos y cierto spanglish propio de los latinos en Estados Unidos, Junot Díaz narra con su prosa caribeña y colorida pero que educada en la sequedad norteamericana, la vida de una familia de inmigrantes dominicanos en Brooklyn, la convivencia con otros latinos del barrio y aprovecha los viajes familiares a República Dominicana para contar la historia política y social de su país de origen. Con extensas notas al pie donde narra esta historia política-social dominicana, el libro no da respiro: entre el best seller y la novela ácida-sociológica, Junot Díaz, con un alto grado de efectividad narrativa, mezcla la cultura popular, las frustraciones y deseos de los inmigrantes latinos en Estados Unidos y algunas problemáticas de moda en las sociedades contemporáneas como la obsesión por la imagen para lograr unas trescientas páginas bien ‘dominicanas/norteamericanas’ que se leen no de uno pero sí de algunos pocos tirones.
“Desarrollaron el hábito de hablar por teléfono un par de veces a la semana, en realidad acerca de nada, pero dándole nombre a las cosas cotidianas; la primera vez, fue ella quien lo llamó a él y se ofreció para llevarlo a la clase; la semana siguiente, él la llamó a ver en qué estaba. El corazón le latía de tal manera que pensó que se iba a morir, pero ella contestó como si nada. Oye Oscar, escucha esta mierda que me hizo mi hermana, y así siguieron, cotorreando como siempre. La quinta vez que llamó, ya sabía que ella no lo iba a rechazar. Era la única muchacha, aparte de las de su familia, que le hablaba de su período, que le decía en confianza, Estoy sangrando como un cerdo en el matadero, una confesión sorprendente en la que pensó y repensó mil veces, convencido de que debía tener algún significado.” (p. 46).
La maravillosa vida breve de Oscar Wao (Premio Pulitzer y Nacional Book Critics Circle Award 2008, y elegido mejor libro del año por Time y New York Magazine, como aclara la tapa de Mondadori), cargosea con su catarata de premios y elogios de la prensa especializada, y con el novedoso privilegio de ser el libro más publicitado en banners de blogs literarios argentinos. Si bien trae todos estos laureles del mercado que hacen desconfiar, podemos decir que es una novela entretenida y, en segunda medida, interesante. Pese a sus trescientas páginas y a su por momentos excesiva corrección política, y a ser en algunos pasajes demasiado explicativa y didáctica, La maravillosa vida breve…, convence a fuerza de un ritmo ágil y musical, llevado una prosa vital y disfrutable que mezcla el post-boom, la tradición norteamericana, la reinvidicación de la identidad latina y el relato colectivo, La maravillosa vida… es también extensa y dinámica en su abordaje sobre la vida de los dominicanos al interior y al exterior de su patria, más específicamente en sus constantes viajes entre Santo Domingo y Nueva York. Con gran capacidad para reproducir el tono y el habla de los dominicanos y cierto spanglish propio de los latinos en Estados Unidos, Junot Díaz narra con su prosa caribeña y colorida pero que educada en la sequedad norteamericana, la vida de una familia de inmigrantes dominicanos en Brooklyn, la convivencia con otros latinos del barrio y aprovecha los viajes familiares a República Dominicana para contar la historia política y social de su país de origen. Con extensas notas al pie donde narra esta historia política-social dominicana, el libro no da respiro: entre el best seller y la novela ácida-sociológica, Junot Díaz, con un alto grado de efectividad narrativa, mezcla la cultura popular, las frustraciones y deseos de los inmigrantes latinos en Estados Unidos y algunas problemáticas de moda en las sociedades contemporáneas como la obsesión por la imagen para lograr unas trescientas páginas bien ‘dominicanas/norteamericanas’ que se leen no de uno pero sí de algunos pocos tirones.
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