UN DÍA ENTERO
de Ángela Pradelli
de Ángela Pradelli
Ediciones del Dock, 2008.
por Enrique Solinas
por Enrique Solinas
Este nuevo libro de Ángela Pradelli es un libro de poesía. Y si bien estamos acostumbrados a pensar en Pradelli como narradora, se sumerge en el mundo de la poesía de manera brillante y nos ofrece Un día entero como parte de su creación. Y ese “día entero” en realidad está construido con muchos días anteriores que forman la vida de una persona y también con esos días que todavía no están porque se intuyen, porque se deja asentado que nuestro ahora está hecho de aquello que sucedió y de aquello que vendrá. Entre estos dos tiempos espaciales tenemos el misterio, la sugestión, lo presente que es pasado y futuro, y se atisba en cada uno de los versos de todos los poemas.
El yo poético hace su entrada con objetos que van delineando de manera precisa y medida, la presencia de ese tú figurativo. Esos objetos van describiendo el vino de la noche, rastros de bocas en vasos, la posibilidad de enfrentar “las caras y las voces como vértigos” hasta que aparece “el otro” en forma de voz que llama y se instala en el recuerdo. Y luego sí, aparece la figura del jardinero haciendo su labor. El viaje en tren, madres e hijos, un disparo, y todo se vuelve introspectivo y perturbador. Después la figura humana aparece en la contemplación del padre, un viaje hacia todos los tiempos, la voz que reflexiona sobre el cuerpo propio.
El yo poético hace su entrada con objetos que van delineando de manera precisa y medida, la presencia de ese tú figurativo. Esos objetos van describiendo el vino de la noche, rastros de bocas en vasos, la posibilidad de enfrentar “las caras y las voces como vértigos” hasta que aparece “el otro” en forma de voz que llama y se instala en el recuerdo. Y luego sí, aparece la figura del jardinero haciendo su labor. El viaje en tren, madres e hijos, un disparo, y todo se vuelve introspectivo y perturbador. Después la figura humana aparece en la contemplación del padre, un viaje hacia todos los tiempos, la voz que reflexiona sobre el cuerpo propio.
Ya instalada la figura humana, la poética se construye a partir de la contemplación y reflexión sobre lo visto y crea dos espacios bien diferenciados entre “lo propio” y “lo otro”, quedando en el medio ese “yo” que describe y expresa la realidad. El mundo vuelve a dar las cartas otra vez y aparecen otros objetos y figuras, el hijo, el abuelo, el yo que regresa al pasado y se proyecta hacia el futuro, el padre otra vez y de nuevo una mirada profunda sobre la realidad, para poder captarla desde el yo.
La estructura del libro cumple con la promesa de su título. La mañana, la tarde y la noche van apareciendo de manera ordenada y desde ese espacio-lugar están enunciados los poemas, lo cual ofrece gran unidad al conjunto y podemos leer el texto como la narración del día de una mujer, como frescos o postales que aparecen ante nuestros ojos y que van quedando atrás desde lo material porque la vida continúa, pero se instalan en la memoria para quedarse. Y aquí también vemos como se van intercalando los momentos de descripción de lo visto con los momentos de reflexión, el suceso y su inmediata percepción.
La mayoría de las figuras humanas que pueblan Un día entero son hombres y es de gran interés ver cómo lo femenino contempla ese lugar ancestral e interactúa, camuflándose por momentos, pero siempre llevando la femineidad en lo más profundo de la observación.
Un día entero de Ángela Pradelli es un excelente libro de poemas que, al leerlo, sus versos se quedan para siempre. Belleza y observación reflexiva son conceptos que pueden sintetizar este viaje que nos propone. Belleza de la imagen que se materializa cruda y desprovista, lírica y surgente. A partir de allí, la reflexión por el encuentro causal e intencionado, la expresión de lo íntimo, de lo más oculto del yo, lo que siempre es inexpresable.
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