CUENTOS REUNIDOS, (de Felisberto Hernández) por Marcelo Guerrieri

CUENTOS REUNIDOS
de Felisberto Hernández
Eterna Cadencia, 2009
por Marcelo Guerrieri



“Juego, ritual y extravagancia” en “Cuentos reunidos” de Felisberto Hernández
Encontrarse con los cuentos de Felisberto es ingresar a micromundos extravagantes, poblados de personajes entrañables que nos extienden la mano y nos invitan a participar de un juego con sus reglas propias y originales. Una lógica extraña, que no se constituye por oposición a la burguesa (al estilo del poeta maldito que vomita su condición de outsider); sino que se instala por derecho propio y en la que los personajes tanto padecen, como disfrutan, las opciones inquietantes y maravillosas que esa postura personalísima les abre. Así, en El acomodador, Menos Julia y La casa inundada los protagonistas se atienen a reglas complejas creadas por ellos mismos donde los objetos y las personas participan en un mismo plano de una exploración de los sentidos, exorcismo y ampliación de la conciencia.

En El acomodador un hombre que ha desarrollado la capacidad de ver en la oscuridad siente “lujuria de ver” dentro de una sala con vitrinas cargadas de objetos relucientes —abanicos con lentejuelas, piedras preciosas, un chino con cara de nácar—; echado sobre un colchón en el piso, lanza la luz que sale de sus ojos mientras una sonámbula atraviesa la sala cargando un candelabro. El personaje de Menos Julia, por su parte, es un comerciante obsesivo que hace que le dispongan objetos en un túnel oscuro; allí tantea e intenta adivinar lo que le han puesto —una cáscara de zapallo, zapatitos de niño, un pollo pelado…— junto a cuatro mujeres —empleadas suyas— hincadas en reclinatorios cuyos rostros recorre con las manos pensando que no las conoce. La viuda de La casa inundada vive en una mansión que ha hecho inundar; allí se entrega a la “religión del agua”, que incluye un ritual periódico: desde su cama flotante suelta veintiocho budineras con velas encendidas; hace sonar un gong y las budineras se agitan con una corriente generada por motores.
Lo que subyace a estos tres juegos, mas que el universo infantil, es la configuración del ritual: en el sentido psicológico, ligado a la personalidad obsesivo-compulsiva del personaje de Menos Julia; en el sentido místico, en El acomodador, como pasaje desde lo profano (la angustia cotidiana) hacia lo contemplativo dentro del espacio sagrado de la sala con vitrinas; y en el sentido antropológico, de rito compartido por esa comunidad formada por los habitantes de La casa inundada.

La forma particular en que se mezclan realidad y fantasía en la obra de Felisberto puede leerse en su breve manifiesto estético Explicación falsa de mis cuentos. En el título mismo de este manifiesto hay otra clave para entender su obra: el manejo de la ironía y el humor, que es central en El cocodrilo. Nadie encendía las lámparas participa de un aire de familia, sobre todo en el ambiente, recurrente su obra: salones antiguos, mansiones señoriales, miembros de la alta sociedad a los que un artista viene a entretener. En este caso el personaje narra un cuento en un salón y toca el piano. Resuena aquí la vida del autor, quien además de escritor, era músico, destacado intérprete del piano.[i]

Durante buena parte de su vida se ganó el sustento dando conciertos en pueblos de provincia de su Uruguay natal, Brasil y Argentina. A los catorce años cruza la cordillera de los Andes a pie junto a un grupo scout (anécdota que evoca en Tierras de la memoria); a los nueve estudia piano con una profesora llamada Celina (presente en El caballo perdido), luego armonía y composición con un profesor homónimo al personaje de Por los tiempos de Clemente Colling. Hacia 1940 abandonó la música y se dedicó exclusivamente a la escritura. Muere en 1964, a los 62 años de edad, dejando una obra única en su estilo. En palabras de Italo Calvino “un escritor que no se parece a ninguno: a ninguno de los europeos y a ninguno de los latino-americanos, es un “irregular” que escapa a toda clasificación y encasillamiento pero se presenta como inconfundible con sólo abrir la página”.

Los cuentos que completan esta edición de Cuentos reunidos (Tierras de la memoria, Por los tiempos de Clemente Colling y El caballo perdido) exploran un tema central en su obra: la materia del recuerdo y la memoria.
Los recuerdos son una masa que Felisberto manipula con maestría; en esa masa se entremezclan imágenes del pasado que se reelaboran y refluyen constantemente mostrando caras nuevas. El tema de la memoria se despliega como improvisaciones virtuosas, variaciones sobre un modelo que se repite. Así, los recuerdos: llegan como “la visita de una vieja amistad que recibiera cada mucho tiempo”; son como “hilos que se alargan hacia el futuro”, o como un insecto de la noche “que ha salido de la sala para recordar” y luego “se posa en el borde del presente”.
Lo extraño, que atraviesa la casi totalidad de estos relatos, se encuentra con la realidad cotidiana en un mismo plano. Lo fantástico, no se presenta como alimaña que acecha el orden cotidiano, ni como elemento maravilloso que se instala en el terreno del delirio, sino como participante de una realidad ampliada, asombrosamente verosímil en su extravagancia. Parafraseando a la viuda de

La casa inundada —cuando se refiere al intento del agua por comunicarse con ella— la sensación fantástica en Felisberto es como “una niña que no sabe explicarse” y que sin embargo insiste una y otra vez, y logra hacerse entender en su media lengua de insinuaciones y sonrisitas.





[i] Los datos biográficos han sido extraídos de la página oficial de la Fundación Felisberto Hernández http://www.felisberto.org.uy/ . Además de su bibliografía y biografía completa allí se pueden encontrar ensayos críticos sobre su obra, fotografías, recortes de diario, videos de adaptaciones de sus cuentos, manuscritos (algunos en un complejo lenguaje taquigráfico) y canciones de su autoría que pueden escucharse on-line.

Referencias Bibliográficas
Hernández, Felisberto, (2009) “Cuentos reunidos”, Editorial Eterna Cadencia, Buenos Aires.
Lévi-Strauss, Claude, (1972) “Antropología estructural”, Editorial Eudeba, Buenos Aires.
Eliade, Mircea, (1998) “Lo sagrado y lo profano”, Editorial Paidós, Madrid.
Calvino, Italo, (1974) prólogo a “Nadie encendía las lámparas”, Editorial Enaudi, Torino.
Todorov, Tzvetan, (1982) “Introducción a la literatura fantástica”, Editorial Buenos Aires.
Cortázar, Julio, (1969) “Sobre el cuento breve y sus alrededores” en “Último round”, Editorial Siglo XXI, México.

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