DESCUBRIMIENTOSde Clarice Lispector
Adriana Hidalgo, 2010
por Diego Gentile
Los padres de Clarice Lispector emigraron de Ucrania a Brasil cuando ella apenas tenia dos meses. Su familia era más bien pobre y su madre sufría problemas de salud. A pesar de eso, y siendo la más joven de tres hermanas, Lispector tuvo una infancia feliz, sin padecer las dificultades que tuvieron sus padres al ajustarse a un nuevo país. Lispector pronto descubrió el mundo de los libros y a los siete años ya estaba escribiendo historias “pensaba que un libro era como un árbol, un animal, algo que crecía”. Esta definición de los libros (y a la vez de la literatura), puede ser una clave para abordar sus crónicas, reunidas por su hijo en 1984, 7 años antes de que muriera de cáncer. Estas crónicas habían sido publicadas en el Jornal Do Brasil.
El libro es una colección de aforismos, anotaciones diarias, ensayos, pensamientos, encerrados en lo que se conoce como “crónicas”. En esencia, Lispector no se priva de abordar ningún tema en este formato. Y eso se puede percibir en el tono general de estas crónicas, donde la libertad del autor y su intimidad con el lector es siempre preponderante.
Ella misma confesó que no le fue fácil adaptarse al género, dado que no sabía bien si la crónica era una historia, una conversación o una especie de “revelación”. Temía que el hecho de escribir tanto y tan a menudo “contaminara sus palabras”. Temía volverse demasiado personal, y la demanda de cumplir las condiciones de una columna semanal la preocupaban. Pero a medida que tomó confianza, se terminó adaptando al género.
Variadas e impredecibles, estas crónicas nos permiten rearmar tangencialmente la vida y carrera de la misma Clarice Lispector. Las crónicas tienen estilos contrastantes, a veces son profundas, a veces un tanto superficiales, pero sea cual fuere el tema, siempre parecen ser totalmente francas y sinceras. El amor, la muerte, el tiempo, son abordados en forma única, y se tiene la certidumbre de estar ante una de las más importantes escritoras del siglo XX.
El libro es una colección de aforismos, anotaciones diarias, ensayos, pensamientos, encerrados en lo que se conoce como “crónicas”. En esencia, Lispector no se priva de abordar ningún tema en este formato. Y eso se puede percibir en el tono general de estas crónicas, donde la libertad del autor y su intimidad con el lector es siempre preponderante.
Ella misma confesó que no le fue fácil adaptarse al género, dado que no sabía bien si la crónica era una historia, una conversación o una especie de “revelación”. Temía que el hecho de escribir tanto y tan a menudo “contaminara sus palabras”. Temía volverse demasiado personal, y la demanda de cumplir las condiciones de una columna semanal la preocupaban. Pero a medida que tomó confianza, se terminó adaptando al género.
Variadas e impredecibles, estas crónicas nos permiten rearmar tangencialmente la vida y carrera de la misma Clarice Lispector. Las crónicas tienen estilos contrastantes, a veces son profundas, a veces un tanto superficiales, pero sea cual fuere el tema, siempre parecen ser totalmente francas y sinceras. El amor, la muerte, el tiempo, son abordados en forma única, y se tiene la certidumbre de estar ante una de las más importantes escritoras del siglo XX.
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