de Dyonelio Machado
Adriana Hidalgo, 2010
por Federico Rodriguez
El día de las ratas (Os ratos en portugués) fue escrita por Dyonelio Machado cuando él se encontraba en prisión, a causa de su militancia en el comunismo. A pesar de esa situación, el manuscrito obtuvo el premio Machado de Assis, y desde entonces tanto el autor como la novela se convirtieron en un clásico de las letras brasileras.
En El día de las ratas se narra la desesperación de un típico tipo del montón, Naziazeno Barbosa, un oscuro e irrelevante funcionario, que debe conseguir cincuenta y tres mil reales para el día siguiente para así poder saldar una deuda que lo humilla con el lechero. El pobre Naziazeno ‚ decide recorrer por una áspera Porto Alegre sus calles en búsqueda de una solución. Busca cualquier cosa que lo salve del vejamen de llegar a su casa sin un centavo que exhibir a su mujer y a la mirada inocente del niño. El calvario es digno de Joyce y su Ulises: dura veinticuatro horas. Tanto los usureros, su jefe y la ruleta le dan la espalda. La angustia es la propia de un desgraciado, un ser más del montón que se pierde en la muchedumbre gris. Algunos amigos llegan al rescate; Naziazeno consigue el dinero, sin embargo... Solamente agregaré que el título puede leerse en clave metafórica o literal.
El Dyonelo Machado, doctor en psiquiatría, era en los años treinta un novato en el mundo literario, y tal vez la mejor prueba de eso sea el abuso de las comillas, y algunas imprecisiones en la narración. Sin embargo, la novela tiene una fuerza demoledora. Es una denuncia social cuya moraleja podría ser: no hay lugar para el dinero y la solidaridad, y también un viaje por la psiquis de un hombre mediocre. Por momentos, la tensión resulta insoportable. Dicen que la historia surgió de una pesadilla que había atormentado a la madre del escritor. La trama provoca tristeza, melancolía, acaso el llamado "malestar del sobreviviente".
En El día de las ratas se narra la desesperación de un típico tipo del montón, Naziazeno Barbosa, un oscuro e irrelevante funcionario, que debe conseguir cincuenta y tres mil reales para el día siguiente para así poder saldar una deuda que lo humilla con el lechero. El pobre Naziazeno ‚ decide recorrer por una áspera Porto Alegre sus calles en búsqueda de una solución. Busca cualquier cosa que lo salve del vejamen de llegar a su casa sin un centavo que exhibir a su mujer y a la mirada inocente del niño. El calvario es digno de Joyce y su Ulises: dura veinticuatro horas. Tanto los usureros, su jefe y la ruleta le dan la espalda. La angustia es la propia de un desgraciado, un ser más del montón que se pierde en la muchedumbre gris. Algunos amigos llegan al rescate; Naziazeno consigue el dinero, sin embargo... Solamente agregaré que el título puede leerse en clave metafórica o literal.
El Dyonelo Machado, doctor en psiquiatría, era en los años treinta un novato en el mundo literario, y tal vez la mejor prueba de eso sea el abuso de las comillas, y algunas imprecisiones en la narración. Sin embargo, la novela tiene una fuerza demoledora. Es una denuncia social cuya moraleja podría ser: no hay lugar para el dinero y la solidaridad, y también un viaje por la psiquis de un hombre mediocre. Por momentos, la tensión resulta insoportable. Dicen que la historia surgió de una pesadilla que había atormentado a la madre del escritor. La trama provoca tristeza, melancolía, acaso el llamado "malestar del sobreviviente".
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