ENTREVISTA A DAMIÁN RÍOS
por Augusto Munaro
Entrerrianos (Mansalva), la esperada novela de Damián Ríos (Entre Ríos, 1969), “cuenta” (aquí el vocablo adquiere relevancia capital) una singular historia de amor. Como lo dice su autor en el prólogo, la misma fue escrita entre los años 1996 y 1999; pero recién en 2010 que ha alcanzado su formato definitivo. La larga gestación se debió a un trabajo obsesivo por registrar el tono fluido de los pensamientos del protagonista. Ese fraseo exacto que condensa la temperatura de una vida. En otras palabras, la respiración fiel al modo pausado, suave y meditativo que guarda la voz de Ríos.
Así, las frases de Entrerrianos primero hallaron su cause a través de cartas, que mutaron al ser capítulos, para más tarde pasar a integrar libros de poemas; siempre reordenándose, sumando personajes, eliminando pasajes completos, agregando otros inéditos sobre la marcha. Es un texto digresivo que fue creciendo en espesor narrativo para poder simular una novela. La historia de Damián y Cecilia.
La mayor virtud de la escritura de Ríos es la honestidad con que deja destilar su singular nostalgia. El modo ingenioso que articula cada acontecimiento recordado, adecuándolo a la placidez de una amena mateada. Como el gran Ricardo Zelarayán, Ríos lucha constantemente por impedir el amodorramiento de la lengua.
-Es un libro, como dice en el prólogo: “salido de otros libros”. ¿Podría referirse al proceso de escritura del texto?
-Siempre empecé queriendo escribir novelas que en algún momento se desviaban y se convertían en poemas. De ahí salió "La pasión del novelista", mi primer libro de poemas, en 1998. Después publiqué una novelita: "Habrá que poner la luz", en 1999; de esa novelita, salieron algunos poemas que integraron "El perro del poema", libro que armé en 2001 y fue publicaron en 2005. "Entrerrianos" recopila, en prosa, relatos y viñetas de todos esos libros, que finalmente atacaban algunos núcleos narrativos: la infancia y adolescencia en Entre Ríos, la juventud en Buenos Aires, la muerte de mi madre, el oficio de escribir.
-La figura del Yo atraviesa el libro, posibilitando un estilo intimista particular, pues sin caer en lo efusivo, su acento suave, fluido gravita en torno al pasado, al recuerdo de su infancia y primera juventud en Concepción del Uruguay. ¿Se trató de un tributo a su provincia natal?
-Entre Ríos, su literatura, su paisaje, me obsesionaba y me obsesiona, cuando vivía allá y ahora que vivo acá. Pero también me obsesionan las historias de los Rios, mi familia, y en ese sentido es un libro dedicado a Entre Ríos, la provincia y a lo que pasaba "entre los Ríos", mi familia, que es entrerriana.
-Entiendo que su padre fue quien le trasmitió ese afán por contar historias, aún mucho antes de aprender a escribir.
-Sí, mi padre es un buen narrador oral y muy mentiroso. También me transmitió la pasión por la lectura, por la palabra escrita y en general por el saber. El quería que yo fuera maestro de escuela o filósofo. Salí escritor y editor. Como editor, colaboré y colaboro en la difusión de muchos filósofos.
-Si bien hace años que participa activamente en el campo intelectual, ha publicado relativamente poco. ¿Se debe a una decisión personal?
-Cuando tuve el material y las herramientas necesarias para producir literatura, quedé a cargo de Interzona. Eso me llevó el 100% de las energías. Así que no pude producir mucho; de hecho, todo lo que escribí está publicado. Por otra parte, creo que en un sentido todo lo que edité y lo que edito forma parte de mi obra.
-¿Se definiría como poeta o novelista?
-Me defino como escritor; los géneros no me interesan. En la AFIP estoy inscripto como editor y eso aseguro en migraciones cuando tengo que salir del país o cuando paro en algún hotel.
-Su escritura de alguna forma continúa la tradición de escritores representada por Fogwill y Hebe Uhart. En otras palabras, estilos que dejan huella en el “modo de decir”, buscan el verismo en la voz de los personajes. Hay un trabajo muy cuidado en el modo en que algunos de los personajes de Entrerrianos –el Taco o el Germán, por ejemplo- se expresan. ¿El tono lo es todo en literatura?
-Lo que pasa es que no existe una sola literatura o, mejor, que la concepción de la literatura es un territorio en disputa. Para la literatura que escribo y que edito y que busco leer, el tono es lo que más pesa, en desmedro de la trama y a veces de las historias en sí. Pero también admiro a escritores con otras poéticas, como Pedro Mairal o Sergio Bizzio, que son maestros de la trama; o el mismo Fogwill. Aunque me siento más cerca de Briante, por ejemplo. Me gustan las conversaciones de amigos o amigas en las que a veces se pierde la información de lo que se está diciendo pero en las que sobrevive un rumor de fondo, un tono.
-En un pasaje del libro leemos: “para mi no hay destreza que valga, a mi me interesa la honestidad. Ser honesto es infinitamente más difícil que ser diestro”. Un concepto que se puede aplicar a su propuesta narrativa. ¿Por qué?
-Yo escribía esas cosas en un momento en que los escritores eran valorados exclusivamente por cierta destrezas. En realidad esa frase discute la noción de "buena escritura". ¿Qué es la "buena escritura"? Algo que de vez en cuando se pone en discusión. En aquella época, escribir bien era escribir como Alan Pauls, por ejemplo, o como Juan José Becerra, entre los jóvenes. Y resulta que estos escritores eran muy diestros en lo suyo. De ahí sale esa afirmación.
-En varias oportunidades ha afirmado que prefiere su labor como editor antes que escritor.
-Me gusta más, sí. Editar implica poner el narciso en otro lugar. Entregarse un poco a la literatura de otro, esconderse, e intervenir desde ahí. Es un laburo que requiere de mucha pasión y de mucho cuidado. Es un trabajo que me tiene enamorado.
-¿Cuál es su lectura respecto a la proliferación de editoriales independientes luego de la crisis de 2001?
-Tiene que ver con aprovechar políticas económicas que han generado mayores posibilidades de inversión. Yo empecé editando libros en impresoras laser, en mini tiradas. Después de la crisis la economía creció y el sector editorial también.
-Luego de su importante experiencia en Ediciones del Diego e Interzona, en 2008 fundó Recursos Editoriales. ¿Cómo nació el proyecto y cuáles son los objetivos que intenta llevar adelante con ella?
-Recursos editoriales se dedica a realizar trabajos de edición para sellos, instituciones y personas. Puede que se nos ocurra un libro y consigamos quien lo escriba y quien lo publique. También nos pasan trabajos de edición los mismos sellos. A veces, trabajamos como agentes literarios negociando en nombre del autor derechos de publicación, como en el caso de el último libro de Hebe Uhart, "Relatos reunidos". También tenemos sellos editoriales propios o en sociedad con terceros: Blatt & Ríos, Título, Ediciones Dani.
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