11/ 22/ 63 (de Stephen King), por Federico Rodriguez

11/ 22/ 63
de Stephen King
Plaza y Janes, 2012
por Federico Rodriguez





A primera vista, la nueva novela de Stephen King parece ser sobre un hombre que puede viajar en el tiempo para detener al asesinato de John F. Kennedy, y es desde ese punto que los lectores deben suspender la incredulidad y comprar el concepto de “viaje en el tiempo”. Algunos  podrían tener que suspender la incredulidad sólo para comprar un libro de 849 páginas, pero es recomendable en este caso. Esta última épica de King es tan fascinante como promete.

Jake Epping, un profesor de 35 años de edad de la escuela secundaria en Lisbon Falls, Maine, se entera por su amigo Al Templeton, propietario de Fatburgers de Al, que la despensa del empalme de la hamburguesa es un portal de viajes en el tiempo (cualquier semejanza con El Aleph de Borges, bueno, que María Kodama le haga juicio a King). El profesor pasa a través de ella y es transportado al instante al 9 de septiembre de 1958.

Al había estado utilizando el portal para comprar carne molida de res a precios de 1958, antes de decidir que debía darle un uso más noble, como el de cambiar la historia para mejor. Sin embargo, Al tiene cáncer. Sabiendo que va a morir, alista al reticente  Jake para salvar a John F. Kennedy, de ahí el título del libro, 11/22/63 (fecha en que lo asesinaron).

Sí, 1958 es cinco años antes de que Lee Harvey Oswald disparó a Kennedy. Parte de la genialidad (y peso) de esta convincente novela es que Jake tiene que vivir en el pasado por cinco años, con el tiempo de pasar por la acogedora ciudad de Jodi, Texas, donde enseña en la escuela secundaria y trata de seguirle la pista a Oswald. Es durante esos años que esta ficción histórica, que está perfectamente mezclada con la ciencia ficción, se transforma en una historia de amor entrañable cuando Jake se enamora de la bibliotecaria de la escuela, Sadie Dunhill.

Es cierto que King no es el primero en escribir acerca del asesinato de Kennedy a través de viajes en el tiempo, pero su narrativa es tan persuasiva y cautivadora que hace que la originalidad parezca un tema menor, sobrevalorada (¿qué hay de nuevo desde La Odisea después de todo?).

King hace que la historia se más plausible de ser tomada en serio al tener personajes de ficción y personas reales que interactúan en Dallas. Y retrata con precisión los detalles retro de los años 50 y principios de los 60, otro aspector encantador del libro, aún para quienes no habíamos nacido para ese entonces, y ni siquiera somos parte de ese país. Pero la maestría de King nos transporta, una vez más, a ese mundo tan irreal como cierto que es Estados Unidos. Es un momento histórico en que un galón de gasolina cuesta 19 centavos, Jake compra un Ford '54 Sunliner convertible, sintoniza los Everly Brothers, y se dirige hacia Dallas.
Pero el objetivo de Jake nunca se desvía de Oswald.

Pero el final lo dejamos para quienes lean estas maravillosas 900 páginas.
Los lectores se acordarán de la tensión, del suspenso, del terror de King. Pero 11/22/63 no es una de esas pesadillas. No es un libro típico de Stephen King. Es, tal vez, el King que se viene, quien está cada vez más cerca de esa utopía que es escribir la “gran novela norteamericana”.

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