CUL-DE-SAC
de Augusto Munaro.
Ediciones La Carta
de Oliver, 2012
Por Grazia Depenna
Vencido el aparente obstáculo de la particularísima prosa de
Cul-de-Sac, es posible meterse en una casa con Augusto Munaro, y vivir la
también particularísima sensación de extrañarse de lo que se ve, aunque sea
sólo al ingresar.
¿Barroco? Puede ser. Habría que leer otros libros de Munaro, cosa que
todavía no ha hecho quién escribe estas palabras. ¿Objetivismo, neo-nouveau-roman,
nouveau-roman, ? También puede ser.
“En su idioma armonioso todo acontece sin deserciones”
Aunque La jalousie (Robbe-Grillet),
L´Amant
(Marguerite Duras) y La modification
(Michel Butor) pertenecen al
Nouveau-roman, es más fácil encontrar en Cul-de-Sac una intención en el
lenguaje cercana a la de Robbe-Grillet.
“El aire viciado de ayeres germina en otra realidad”
También ocurre, que en ese “paseo” por la casa, el lector (y, por
supuesto, el narrador) sufren una “modification” al estilo Butor: algo sucedió
y quizás sucederá en la casa y en el testigo.
“La realidad se comprime infecunda, se adensa ensañada en vida como la
memoria”
Un fantasma de pelo rojizo, escaleras, esculturas, ventanas, abandono,
paisajes y sonidos, una biblioteca con libros de frenología y filatelia, un almanaque
de 1932.
“Nadie espera nada de las cosas, por eso perduran”
Hemos entrado en una casa como quién sube a un tren. Habrá que bajarse
en algún momento, el lugar no será el mismo que el de la partida. Algo del
lector habrá sufrido una modificación, cuando la casa quede atrás.
“…la mediocridad exige pasión como cualquier otro de los tantos vicios
que prosperan por sí solos”. Munaro ha puesto pasión en combatir la
mediocridad.
La modificación se produjo, sólo había que pasar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario