Brevario o el oficio religioso
A-¿Cuándo escribís? ¿Tenés algo así como una
“rutina”?
el único
momento del día en que mis neuronas pueden ordenar algo es a la mañana. trabajo
mucho, así que a veces regreso a casa zombie. no sirvo para nada. dependo
mucho de que el despertador suene temprano.
me da
mucha risa responder esto con la seriedad de una escritora consagrada.
B- ¿Le dedicás todo el tiempo que te gustaría a
escribir?
en
general siento que escribo el tiempo que dura la entrada en calor. cuando miro
el reloj ya es la hora de ir a trabajar. siento que mi escritura es
fragmentaria, que no estoy en el momento de embarcarme en textos muy extensos.
la poesía en eso es mágica, me permite avanzar en todas las épocas y
situaciones.
C- ¿Sobre qué tema pensás que no vas a escribir
nunca? ¿Por qué?
nunca /
no / nada.
D-¿Últimos tres libros que hayas leído y te hubiera
gustado escribir a vos?
hace poco
leí Ruda Macho, de Enzo Maqueira. ese libro circula por mis temas de mi interés
pero está escrito de una manera que, debo decir, me hubiera gustado hacerlo
antes. su prosa tiene un trabajo que deja ver la influencia de Gabriel García
Marquez y Cortazar, a quienes también leí mucho.
Los nietos del carnicero, de Enrique Rivas. una novela corta
que tiene toda la calle que le falta a mi escritura y donde ves la influencia
enorme del Fogwill fetiche de nuestra generación.
de paso,
y hablando de eso, dejame mentir que hace poco leí Las flores del mal, de
Baudelaire, Oda, de Casas y Últimos movimientos, de
Fogwill y que también me hubiera gustado escribir toda esa poesía junta en
un solo libro.
E-¿Estás
escribiendo algo nuevo ahora? ¿Qué?
estoy
pensando cómo hilvanar bien unas poesías que empecé a trabajar en marzo, en el
taller que da Carlos Godoy en el CEC (Centro de Estudios Contemporáneos)
no soy
rápida nada rápida en esa tarea, pero tampoco estoy apurada. quisiera que este
libro no se parezca en nada a Breviario.
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