¿Cómo se va nutriendo el catálogo de Siruela?
El catálogo se nutre en gran medida de los siguientes libros
de autores que ya son parte del catálogo.
Eso es por lo menos un 30 por ciento del plan editorial anual. Luego
están los títulos que nos acercan y recomiendan los agentes literarios… tenemos
lectores para eso.
¿Tú lees alguno?
Leo muchos, leo muchos pero no todos, me resultaría
imposible. Por ejemplo, la línea infantil tiene su encargada, también tenemos
la sección de literatura contemporánea, de ensayo… pero siempre son leídos por
alguien de la editorial, además de quien hace la lectura y el informe externo.
Si el informe externo es negativo, difícilmente se publique, pero si es
positivo, debe pasar por una lectura de alguien de la editorial.
¿Cómo llegaron a Ces Nootebom? Resultó ser un hallazgo.
Llegamos a través de nuestra editora de literatura infantil,
que trabajaba en la editorial de Nootebom en Alemania y bueno, ella nos
recomendó a este autor.
¿Qué cambios encontraste entre la función que cumplías al
ingresar en la editorial y al pasar a dirigirla?
Es que entré a la editorial en el año 2000, y hasta el 2003,
2004 casi, quedé como directora. Pero yo
entré a trabajar adjuntamente con Jacobo (WWW), que fue un maestro de lo mejor,
a pesar de que yo venía de una familia de editores, entrar a trabajar en una
editorial nueva es siempre diferente. Y cambios que se han introducido… bueno,
me propuse abrir un poco los intereses de la editorial a, por ejemplo, una
colección específica de narrativa contemporánea, que la creamos cuando aún
estaba Jacobo; con el tiempo abrimos la
serie policíaca, que hoy por hoy es de las que mejor funcionan; luego abrimos
una colección de no ficción, que apunta a todos los públicos.
No todo el catálogo de siruela puede conseguirse en
argentina, ¿a qué se debe?
A la importación. En argentina tenemos un distribuidor que
trae la mayoría del catálogo, y lo que no se puede conseguir, se puede pedir.
De todos modos sabes que en argentina hay limitaciones para importar, y estamos
tratando de solucionar ese problema en estos momentos, imprimiendo aquí, los
libros que pueden tener una tirada más alta, como Ítalo Calvino, Clarice
Lispector… también hemos co-editado con Grupal, por ejemplo a Junichiro
Tanizaki. Grupal son nuestros representantes en argentina.
¿En qué medida crees que estos inconvenientes de importación
y edición pueden ser salvados por medio de la edición digital?
Ahora mismo, a través de diferentes medios tenemos
disponible parte de nuestro catálogo en formato digital. O sea, llegar, llega,
pero es algo diferente a ser capaces de transmitir el interés o darlo a conocer
para que a alguien le pique la curiosidad. Tendremos el 30% del catálogo
digitalizado. Vamos de a poco. Además, curiosamente, hay autores que no quieren
que sus libros estén en formato digital; los libros con imagines no son fáciles
de editar, pero poco a poco estamos haciendo ese trabajo.La idea, de aquí a un
año, es la de tener el 60% del catálogo listo.
¿Cuáles son los costos de digitalizar los libros? Porque lo
que se piensa, sin estar en el tema, es que deberían ser mucho más económicos
que imprimirlos.
No es que sea tan costoso, el problema es que en realidad,
hoy por hoy, se vende poco en ese formato. Si no se vende una buena cantidad,
es poco para la rentabilidad que debería representar un título digitalizado. Sé
que hay quejas acerca del costo de los libros digitales, que son más costosos
de lo que un usuario de contenidos de internet espera. Es que la impresión no
siempre es lo más caro del libro. Hay costos de derechos, de traducción, de
corrección. O sea, el libro digital ahorra costos, pero no tantos como la gente
imagina. Si el libro no pasara por los procesos que pasa para ser hecho en
papel, si fuera pensado para ser hecho directamente digital, costará en ese
formato tres veces más de lo que cuesta, dado que no podría absorver sino los
costos.
Por otro lado, daría la sensación de que no hay una cultura
de lectura digital.
Cultura de lectura digital, aún no hay mucha, pero sí en la
medida en que hay gente más joven en el mercado. Menos de 25 o 20 años están
metidos en eso sin ninguna decisión previa… ya están en el formato digital. Los
niños de 11 o 12 años manejan estos medios mejor que muchos adultos.
¿Y los libros de literatura infantil tendrán más impacto en
lo inmediato en el marco digital?
Creo que no porque los niños aún no son propietarios de los
aparatos lectores, sino sus padres. Pero eso se dará de a poco.
¿Y la piratería se podrá combatir?
Creo que tenemos que tratar de hacer todo aquello que se
pueda para combatirlo. Pero igualmente deberemos tener que convivir con eso,
más allá de los nuevos mecanismos que podamos poner en práctica. Creo que hay
que educar, educar en que eso es un delito. Nadie es consciente. Implemente
dicen “me descargas tal cosa? No piensan que sea lo mismo que entrar en una
tienda y llevarse un bolso y salir corriendo.
En la música está el caso de Radiohead, que colgó uno de sus
discos y dejo que quien lo descargara abonara una suma que considerara justa.
Recaudaron millones. ¿Se podría pensar en que la industria podría buscarle la
vuelta por ahí?
Eso es una decisión personal de cada creador. Pero tampoco
se puede concientizar a la gente de que el valor de las cosas no puede ser
puesto por cada uno. Una Coca-cola vale
tanto y no es mi opinión la que le pone precio, tiene un valor y hay que
pagarlo. A lo mejor habría que orientar, plantear la discusión. Es lo que
hablábamos antes, hay costos para hacer un libro.
Es que si la contraoferta es no pagar nada, no se puede
competir con eso.
Claro, si le preguntas a alguien ¿Cuánto piensas que sale un
libro? ¿Qué te parece pagar como para no piratearlo? Es que entre pagar 0,90 y
nada, vas a decir nada. La piratería tiene un punto de militancia también: no
estoy dispuesto a pagar ni dos euros ni 0,90 , no quiero pagar nada.
La gente paga más gustosa un libro.
Sí, la gente paga más gustosa un libro. Lo tiene en la mano, lo
pone en su estantería. La gente le da más valor a un objeto físico. O por lo
menos, es lo que aún está sucediendo. Será cuestión de ver qué ocurre dentro de
unos años.
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