CEZARY NOVEK
¿Qué libro, autor o tipo de literatura considera que está sobrevaluada? ¿Por qué?
Cometierra, de Dolores Reyes, sin duda alguna es el libro más sobrevalorado del que he tenido noticia en años. Hay obras que pueden gustar o no pero uno reconoce la calidad y la originalidad si se toma el trabajo de leer el libro entero. En el caso de Cometierra, no hay prácticamente nada que se pueda rescatar: la trama no suma nada nuevo y denota poca lectura del género de la novela negra, los personajes son estereotipados y casi carente de matices. La prosa es bastante floja también. Y aunque hay colegas que piensan que le han dado mucha manija a este libro porque coincide con algún tema de agenda políticamente correcto, lamento decepcionarlos: no innova el género ni aporta una perspectiva original que sirva como militancia de ningún tema de moda. La protagonista es mujer y villera, sí, pero se enamora de un policía recio y duro. En fin. Desconozco a la autora y no tengo ningún tipo de animadversión personal. Incluso me acerqué a la novela con expectativa y curiosidad. Creo que no está sobrevalorada por falta de mejores opciones de lectura (que las hay, y muchas) sino que los periodistas culturales, con la proverbial pereza y alergia a la lectura que los caracteriza, no se toman el trabajo de curiosear un poco más o de leer más allá de lo que les viene recomendado previamente.
Respecto a un tipo de literatura sobrevaluada, sin duda la literatura del yo palermitana. Si hay algo que tienen en común todas las personas en el mundo, por encima del credo, etnia, nivel socioeconómico u orientación política es –justamente– el no tener ningún tipo de interés por los padecimientos de un alma indie sensible atrapada en un cuerpo de belleza hegemónica, proveniente de un hogar privilegiado, cursando alguna carrera de ciencias sociales sin trabajar, languideciendo ante la falta de conflictos o dificultades reales. Indudablemente, este tipo de literatura aleja a los lectores más jóvenes, aburre a los que intentan abordar la producción contemporánea y no suma nada a nadie. Estos grupos cerrados snobs porteños están condenados de antemano a la extinción: al no promover nada que despierte un interés o algún tipo de identificación en los lectores y al ser tan cerrados –cerrados en el contexto de un mundillo que de por sí suele ser cerrado y, además, en una capital que ignora al resto del país– no tienen la esperanza de renovación alguna.
¿Qué libro, autor o tipo de literatura considera que debería tener más atención o reconocimiento del que tiene? ¿Por qué?
Hay una enorme cantidad de libros y autores que están siendo solapados por no coincidir en estilo o temáticas con la agenda cultural de moda. O porque los autores no representan ninguna disidencia de moda. O por el mero hecho de pertenecer a una o dos generaciones anteriores y quedar desfasados en un ambiente en el que cada vez se lee menos.
Fernando Sorrentino es un buen ejemplo de autor con una obra abultada y sólida pero que por alguna razón no se lee tanto como merece. Si salimos de la burbuja aislada al vacío que es Buenos Aires, tenemos una veintena de provincias cuyas producciones artísticas son descartadas a priori tanto por las instituciones públicas como la intelligentsia porteña. Volviendo a los autores, hay una gran cantidad –muertos o vivos– que no son valorados ni leídos. En algunos casos tiene que ver con gustos de la época. También suele pasar que cada veinte años esos gustos van variando y se rescatan a autores que hasta el momento eran dejados de lado. Un ejemplo de ello es C.E. Feiling, que siendo olvidado por muchos años, se volvió a poner de moda gracias a reediciones que están en sintonía con el regreso de los géneros en contraposición del empacho causado por tantos años de realismo costumbrista o narrativa comprometida políticamente. Hay autores que, después de haber sido muy populares o muy leídos en vida (Mujica Lainez, Silvina Bullrich, Laiseca, Fogwill), una vez muertos caen en un olvido casi condenatorio.
Es difícil hablar de autores vivos y en actividad porque aún no han dado todo de sí y su suerte puede cambiar. Si pienso en un autor aún joven pero con una bibliografía interesante, variada y de alta calidad, puedo mencionar a Martín Cristal. Es un autor que vive y produce en Córdoba, factor que le juega en contra pese a haber ganado una buena cantidad de premios. Tiene en su haber una quincena de títulos entre novela, cuento, microrelato e infantiles. Además, es un autor que se maneja con igual soltura en el realismo, el fantástico, la ciencia ficción, etc. Un narrador completo. Por último, quisiera mencionar a quien considero uno de los mejores y más jugados escritores vivos que tiene la Argentina: Carlos Chernov. Es un autor cuyos primeros libros (de comienzos de los ’90) son más frescos y arriesgados que gran parte de lo que se produce hoy.
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