YO QUERÍA SER ASTRONAUTA
Bruno Szister
Editorial Conejos, 2011
por Marina Arias
V, mi amiga más reciente, me pasa el libro de Bruno Szister (nota: de aquí en más, Bruno a secas, porque el maldito word insiste en convertir la “sz” del apellido en “c” y eso podría provocarme el impulso irrefrenable de revolear la computadora antes de llegar al final de esta reseña…). Me lo pasa mientras nos estamos despidiendo en la esquina de la escuela a la que nuestros hijos van juntos. V compró Yo quería ser astronauta al final de la reunión del grupo Alejandría de noviembre, en la que Bruno leyó el capítulo “Tablada”, porque el texto nos resultó muy gracioso, con la cuota de cinismo justa para resultar inteligente sin bordear la soberbia. Lo que contaba era la primera visita a la tumba de su padre en el Cementerio judío de La Tablada, y la comicidad, además de hacer pie en un narrador seco y aparentemente insensible (un poquito a lo Leo Mashlia, hay que admitir) explotaba en el relato del remisero que lo había llevado desde Capital sobre su experiencia en un all inclusive en Varadero. Por eso Valeria compró el libro y yo le pedí que lo leyera rápido para pasármelo.
Pero a los cinco días, mientras me está pasando el libro en una esquina de Villa Crespo a pocas cuadras de lo que tres horas más tarde sabré es la locación del noventa por ciento de la novela de Bruno, Valeria me advierte: “mirá que es triste, eh… es sobre el duelo del padre”. Y mientras resiste el tironeo de uno de sus hijos hacia el quiosco de la esquina, agrega como para sí: “qué cosa… cómo los hombres terminan escribiendo sobre el padre, ¿no?”. Valeria lo dice porque el otro libro que acabamos de leer las dos es Formas de volver a casa de Alejandro Zambra, y juntas llegamos a la sospecha de que el verdadero tema de la novela del chileno es ése: la relación con el padre. Además Valeria lo dice porque es psicoanalista, entonces en los textos ve cosas que yo no leo. Pero la cosa es que su reflexión me trajo a la memoria retazos de dos cuestiones interesantes: alguna vez leí/escuché/me dijeron que el padre de uno/a (nota: dios nos libre de poner @ para unificar el género!!!) en realidad era el relato que ha hecho nuestra madre de él, y alguna otra vez leí en un texto de Freud sobre lo que significa la pérdida del padre para todos. Sobre lo primero, no encontré la manera de que google me ayudara en lo más mínimo (y si algún lector tiene algún dato más para aportar le agradeceré infinitamente me lo haga saber por este medio). Sobre lo segundo, rápidamente di con el prólogo de la segunda edición de La interpretación de los sueños donde Freud, con esa prosa mucho más literaria que más de un literato, señala “mi reacción frente a la muerte de mi padre, es decir, frente al más significativo suceso, a la más tajante pérdida en la vida de un hombre”.
Y entonces pienso que a lo mejor escribir sobre el padre, como compruebo un rato más tarde que hizo Bruno en gran parte de Yo quería ser astronauta, acaso no sea otra cosa que el intento de independizarse de un relato materno. Y la descripción de su decadencia física y mental –cuestión a la que vuelve en varios capítulos–, así como la inclusión del contenido manifiesto de varios sueños del narrador, un intento por tramitar aquello imposible de tramitar durante las horas en la que se recibieron condolencias -sentidas y de las otras- frente a un cajón cerrado: el suceso más significativo de la vida.
Yo quería ser astronauta es el relato de un duelo, mi amiga Valeria tiene razón. Pero en ese recorrido íntimo Bruno amucha otros temas. Hay una historia de amor con los pies en la tierra que resulta sanadora, tiernos recuerdos de infancia y muchos de sus padecimientos, todos evocados desde el humor, lo que produce una identificación inmediata en el lector: cumpleaños ajenos y vistos desde un rincón, campamentos recreativos en los que lo que más se hacía era extrañar a la mamá, y la muchas veces inadvertida –pero no por eso menos insoportable– tiranía de un hermano mayor.
Yo quería ser astronauta es el primer libro de Szister (estoy llegando al final de esta reseña así que puedo gastar un poco de paciencia en aporrear las teclas de mi notebook hasta que el Word se da por vencido…). Ojalá podamos disfrutar en otros de su prosa. Una prosa ágil, despojada y precisa.
4 comentarios:
Que buena reseña, a mi también me gustó mucho el libro de Bruno, y poder reir de nuestra dolorosa humanidad. Sobre lo del relato de la madre... supongo que algo de eso debe pasar porque desde un comienzo ese relato es el que explica nuestra vida.
Quiero leer otro libro más de Bruno, por favor! aunque muy bien, mientras esperamos... vuelvo a leer Yo quería ser Astronauta. Genial compartir con tu blog! Saludos, Gabi Luzzi
Coincido!
JJ
Coincido!
JJ
Espectacular la reseña. Es un libro hermoso,lo leí en un día. Muy recomendable.
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